Muchas veces nos preguntamos qué pasa cuando nos vamos de aquí ¿ de verás todos vamos al mismo sitio? ¿ existe algún lugar similar al purgatorio? Así nos lo enseñan en la película Nuestro Hogar y en el relato de un alma errante que compartimos con vosotros hoy.
Esta es la historia de Harry, nos cuenta que tras su muerte física permaneció como alma perdida y errante hasta que fue rescatado para seguir su vida en el Hogar de las almas.
He vivido entre vosotros, en las tierras donde un día nací, en los páramos de una vida entre vidas.
He creado y recreado un mundo intangible, irreal para vosotros, pero muy real para los que nos encontramos perdidos en la penumbra, entre la luz espiritual y la oscuridad de la negación.
He sentido dolor sin tener cuerpo y he recorrido un mundo que siempre quise conocer, he visto la belleza de la naturaleza y la diversidad humana en armonía y también en evento, eventos crueles llenas de almas tan perdidas como yo, seres que recrean su muerte una y otra vez, mujeres llorando por las calles buscando a sus hijos que ya no se encuentran en la vida física, pero ellas siguen y siguen recorriendo calles en su busca.
He visto almas intentando matar a personas con las que el resentimiento les impidió dejar atrás viejos errores y fracasos.
He subido montañas altas desde donde he visto el mundo a mis pies, he buscado sentirme libre de la cárcel de mis pensamientos y de la cárcel donde pasé los últimos años de mi vida.
He huido de otras almas perdidas, que lejos de querer abrirse camino entre las tinieblas buscan otras almas que dominar.
En un momento de mi periplo en el que el vacío me invadía el ser escuché una voz de mujer que me flamaba: Harry! Harry!
Pero no veía a nadie, la voz cada vez la podía escuchar más cerca, reconociéndola como la voz de mi madre, me impresionó de tal modo que sentí un fuerte hormigueo en mi inexistente cabeza física, una vibración que no me dejaba ver a mi alrededor, tenía una visión distorsionada de todo, al mismo tiempo que el zumbido que me había acompañado desde que dejé mi cuerpo se apagó.
Poco a poco se aclaró la visión de mi entorno y pude ver a mi madre, llevaba una toalla húmeda con la que limpió mi cara, como hacía cuando era pequeño y llegaba a casa con la cara sucia de jugar en la calle.
La abracé, pudiendo sentir su calor, calor que no había sentido en muchos años, pasé quince en la cárcel, merecido tiempo para pagar el mal que hice, y no sé el tiempo que estuve como alma perdida y errante, pero de nuevo sentí el calor de mi madre, y si ella me había perdonado, di por pagada mi deuda con la Tierra.
Creí y sentí que había llegado a mi nuevo Hogar, donde liberado de mi culpa y mi enfermo e intoxicado cuerpo podía volver a comenzar.
Mi madre me dijo que ellos, los que le acompañaban, me ayudarían a comprender; si ella lo decía no me cabía duda de que sería así. Me sentí relajado y vi con claridad donde me encontraba, era bello, no tenía rejas, olía bien y parecía todo tranquilo.
Así fue mi paso de una vida a otra, aunque aquí me han enseñado que es la misma, que sólo dejé mi cuerpo pero que yo sigo siendo el mismo, con muchas cosas aprendidas y muchísimas por aprender.
Desde el amor profundo que he aprendido a sentir os entrego mi experiencia para que viváis tranquilos en vuestra experiencia diaria, sabiendo que llegados aquí no existen rejas que os impidan expandir vuestra visión de la vida.
Fuente: Julia García
Excelente pelicula!
Impresionante