El significado de lo que vemos en estos sueños o en estas visualizaciones es tan parecido al lenguaje astrológico como el lenguaje del arte, de ningún modo es irracional, sólo tiene un orden de desarrollo lógico diferente, como ocurre con la música, la pintura o la danza, ya que el ser humano, no sólo piensa en palabras, sino también en imágenes.

Para los antiguos astrólogos, cuando la persona está cura y sus emociones equilibradas, que no le sobra ni le falta alegría, melancolía, flema o cólera (los humores hipocráticos), sus sueños no están dándole avisos acerca de su desequilibrio, sino que esos sueños dependen sólo del poder de los planetas y eso les abría el camino ya para interpretar el significado del sueño como para «dirigir los sueños» de tal modo que, midiendo y practicando la meditación a la hora adecuada, observando el cielo y los movimientos de los astros, se podía elegir el tipo de visión o el lugar que visitar en ese viaje por el mundo de los sueños que algunos flaman hoy «el viaje astral».

De hecho, tanto el lenguaje de las estrellas como el de los sueños trasciende las fronteras lingüísticas naturales y es de índole universal.
Lo que nos dicen los sueños y las estrellas se puede llegar a entender activando el lado derecho del cerebro, cerca del área del sentido musical, del sentido del humor y del sentido religioso, es decir, el lado de la mente abstracta.

En el lenguaje simbólico de los astros cada cuerpo celeste tiene un nombre de dios, una leyenda, un mito y una simbología cargada de conceptos.

Lo mismo sucede con los mensajes de los sueños; cada uno de estos conceptos es como una caja hermética que, al abrirla, nos muestra un rico contenido expresivo, fiel reflejo por un lado, de una parcela del inconsciente colectivo de la humanidad y, por otro, significa un tipo de expresión humana, un modo de comportamiento o una identificación con cierto tipo de personas, cosas o acontecimientos en la esfera personal o individual.

El planeta que está ascendiendo, saliendo por el horizonte (vale desde los primeros 15º del Ascendente hasta los últimos 15º de la Casa XII); el planeta situado en la Casa IX y el regente de la Casa IX, tienen, para la astrología tradicional, una importancia capital en la interpretación del sueño.
Los psicólogos podrían servirte de esta tradición y escoger la hora más adecuada para inducir una fantasía dirigida a sus pacientes.

Los sueños y visualizaciones que se producen con el Sol levantándose, en la Casa IX, o si es regente de IX y en aspecto con el regente del Ascendente, (siempre y cuando el Sol, ese día, esté bien apoyado por planetas favorables), son muy hermosos, en ellos aparecen los símbolos de la vida: árboles, jardines, caballos, reconocimiento social… y, curiosamente, en este momento se producen la mayoría de sueños en los que el soñador se ve volar a sí mismo.

Precisamente, volar supone elevarse de las ataduras terrenas, el significado de este tipo de sueños es que la persona tiene aspiraciones que van más allá de la situación en la que vive y además, la sensación de ingravidez nos produce internamente la felicidad de sentirnos libres, nos permite servirte de de la bienestar de alcanzar algo, y es, para el espíritu, una liberación ya que se definiría como una acomodación sin ningún tipo de cargas.

Hoy, gracias a los estudios de la psicología sabemos que los árboles tienen un significado de crecimiento en cualquier sentido, también significan estar descansado, saciado y vivo, y si aparte de árboles hay jardines, se le añade un símbolo de agrado, el mismo agrado que la cultura árabe concedía al jardín, fuente del descanso y del éxtasis.

Si se visualiza un caballo es muy buen signo, ya que el que dispone de un caballo está en una situación de privilegio, situación que le permitirá elevarse ya sea social y materialmente sobre los demás o elevarse sobre sí mismo, como por ejemplo aquel que dispone de tiempo, bienes o circunstancias que le permiten hacer algo por su progreso personal, someterse a una terapia o algo parecido.

El simple hecho de soñar con este tipo de cosas ya es una ayuda; los sueños hermosos siempre dejan a la persona un grato recuerdo y un optimismo que mejora la situación previa a la visualización.

Cuando el durmiente tiene una visión en el momento en el que la Luna está ascendiendo; o en Casa IX o es regente de Casa IX y está en aspecto con el regente del Ascendente, es muy probable que tenga un sueño en el que aparezca agua, el mar, alimentos… Si se trata de un hombre, soñará con su madre o con objetos y símbolos femeninos, y si es una mujer, soñará que ella misma es madre y aceptará en su corazón su propia naturaleza femenina.

No olvidemos que el agua, como fuente de la vida, inconscientemente simboliza el origen. Jung definió que el agua, como símbolo onírico, forma parte de la memoria universal que todos los seres tenemos y que nos conecta con nuestro orígen líquido, tanto en la memoria colectiva (en el agua surgió la vida en nuestro planeta) como en la memoria individual (estuvimos flotando en el líquido amniótico en el vientre de nuestra madre).

Todos procedemos del agua, cada uno está en agua antes de nacer. El agua, como caldo de cultivo que es el origen de los sueños, nos servirá para interpretar el propio concepto de maternidad, bien en el sentido de la madre terrenal, o bien en el sentido de aquello que vamos a ser capaces de «parir», de crear en la vida.