Luna llena de Abril en el signo de Libra.
Libra es un signo que nos habla de la quieras de equilibrio, de armonía. Esta Luna llena nos habla de armonizar opuestos. Armonizar lo que nuestra mente nos dice con lo que nuestro corazón nos muestra. Armonizar nuestro dolor con nuestro gozo. Armonizar la luz con la oscuridad. Armonizar la familia con el trabajo, la seguridad con la libertad, la visibilidad con el recogimiento. Armonizar el yo con el otro. Encontrar el equilibrio entre el interior y el exterior, la expansión y la contracción.
Esta Luna llena en Libra visibiliza los equilibrios y desequilibrios, internos y externos, sus narrativas y sus lecciones. Voces que nos llevan de un lugar a otro. Voces que nos piden atención, tiempo, energía. Voces contradictorias, voces en problema, voces buscando resolución, integración, reconciliación.
Las primeras dos semanas del Nuevo Ciclo Lunar nos muestra la impronta de lo que va a crecer y evolucionar a lo largo del próximo ciclo solar de 12 meses. Esta fuerza -impregnada por la valentía de la semilla- se manifiesta en estas dos primeras semanas del ciclo. Es el salto, el empujón, la fuerza que rasga la densidad y la espesura de los viejos pactos y condicionamientos. Es la fuerza que desplaza la energía del ciclo anterior. Es la fuerza del nacimiento. Es el desprendimiento del vientre de la Madre.
En estas dos semanas, ocultas detrás de nuestra realidad cotidiana, emergen narrativas arquetípicas vinculadas a nuestro nacimiento, a nuestra relación con nuestra madre -cómo se dio este vínculo con nuestra madre y cómo esta impronta reverbera en nuestro presente. Escenas infantiles, miedos primarios, patrones de rechazo, de no sentirnos aceptados, escuchados o adecuados pueden estar actuando detrás de escenas laborales, vínculos de pareja y amigos y círculos y comunidad en el hoy.
Entre la Luna nueva en Aries y la Luna llena en Libra se despiertan multitud de voces dentro de nosotros. Voces de crecimiento, entusiasmo y expansión. Voces que en la medida que conectamos con el quiero, la visión y la voluntad de nacer -ser y crear- nos inspiran a dedicarnos tiempo. Nos invitan a invertir nuestro tiempo en focalizar nuestra energía. Esta fuerza está dentro de cada uno de nosotros, disponible, buscando un canal de expresión, un cauce para manifestarse.
Este es un tiempo propicio para canalizar la energía en trabajo, tareas, proyectos. Si no estamos activos, si no tenemos un foco, propósito para focalizarnos es probable que sintamos fragmentación, confusión, miedo, ira y frustración. La energía creativa requiere expresarse, sino nos come por dentro. Esta Luna llena nos revela cuán focalizados o fragmentados estamos.
La retrogradación de Venus de Aries hacia Piscis se da precisamente en el punto de la rueda evolutiva astrológica vinculada a los momentos previos a nuestro nacimiento y a toda la información genética que traemos. Venus retrograda hasta el 15 de Abril, día que recupera su marcha directa con una conjunción exacta con Chirón, el curador perjudicado. Chirón cura a través de la recuperación de nuestra historia, a través de la curación del olvido, del trauma y la disociación. Chirón cura uniendo las partes fragmentadas de nuestro ser.
Otras voces acompañan nuestra voluntad creativa. Voces que emergen de lo más profundo de nuestra memoria. Voces que vienen a recordarnos nuestras limitaciones. Antiguas prohibiciones, miedos y bloqueos. Algunas vinculadas a nuestra llegada a la vida. Vinculadas al ecosistema al que llegamos y crecimos. Vinculadas a nuestros vínculos primarios, a nuestras memorias de pertenencia, acogida, amor y nutrición . Vinculadas a los códigos y creencias que desde esta impronta prenatal, natal y de infancia temprana nos condicionan hoy.
Si además tomamos en cuenta que Saturno en retrogradación en Sagitario hace una cuadratura con Venus y Chirón en Piscis, podemos profundizar en la narrativa que esta curación nos ofrece.
Hay una dureza, exigencia, autoridad cuya malestar ya no podemos sostener. Nos pide que enfrentemos a nuestro juez, excededor, acosador interno. Nos pide que interroguemos las relaciones en la que actuamos de jueces, o somos juzgados por otros. En las que excedemos y nos dejamos exceder. La Luna en Libra siempre nos va a hablar de las proyecciones y de los enemigos que vemos en los demás, o cómo los demás nos ven como enemigos.
Una alerta bajo esta Luna -y el resto del mes- es a ir con cuidado con nuestros reclamos y reivindicaciones. Hay una curación profunda vinculada a las perjudicadas causadas por los prejuicios, el exceso de la autoridad, las falsas acusaciones y el costo que han tenido y tienen en el tejido del alma colectiva estas perjudicadas. En esta narrativa hay muchas memorias de trauma transpersonal y personal. Antes de actuar o hablar, es recomendable interrogar quién se expresa a través nuestro. Esta Luna tiene un tono destructivo y volátil que merece nuestra atención. Lo ideal es mover la energía de manera creativa.
Esta configuración astrológica también nos habla de la rigidez de nuestra creencias espirituales y/o religiosas y de lo limitantes que pueden ser a la hora de expresar la autenticidad de nuestro ser. El dogma que nos domina pide liberación. El juez que nos condena quiere desencarnar. Esta es la astrología de nuestro tiempo. Y está en cada uno de nosotros contribuir a esta liberación reconociendo cómo y cuándo actuamos de castigadores, de fiscales, de represores. Y es, en la medida que hacemos un trabajo interno con la liberación de nuestro gozo y quiero, que veremos cómo estas voces dominan partes de nuestro ser.
Además Saturno está en conjunción con el Centro Galáctico, lo que le da una dimensión universal a lo que está aconteciendo en nuestro mundo interno. El Centro Galáctico nos habla de una narrativa trascendente de profundo cambio colectivo para la Humanidad que pasa por un proceso de individuación, liberación y conciencia personal. Nuestra curación está integrada a la curación del colectivo. El poder que le demos a cualquier forma de malestar en nuestra vida íntima y personal, repercute en la narrativa de la malestar colectiva que nos rodea. Está en nuestras manos -en las de cada uno de nosotros- darnos cuenta del enorme potencial de transformación colectiva que a través de nuestras elecciones y decisiones personales tenemos.
Usar de escusa la narrativa del colectivo para no responsabilizarnos por nuestro bienestar es la trampa de este momento. De ahí que la fuerza y la valentía del Yo Soy solar de Aries, nos invita a presentarnos, expresarnos, ser lo más auténticos, libres y soberanos posibles. Este proceso de individuación nos habla de un camino interior. Con Venus, Mercurio, Júpiter y Saturno retrógrados las respuestas están dentro de nosotros, no fuera.
Para quien tenga el ojo interior abierto, esta es una temporada en que las viejas formas, tomen voz de perjudicada, memorias, frustraciones o ira, se expresan. No hay manera de huir de ellas. Si cultivamos la conciencia y si nos tomamos el tiempo, las podemos escuchar, acoger e integrar. Son las partes fragmentadas y exiliadas de nuestro ser que -ante el impulso de nuestras partes más dinámicas, creativas y conquistadoras de lo nuevo- temen y retienen la energía. Las hemos despertado por la fuerza de nuestro quiero, las hemos levantado de sus pozos ocultos. Ahora, que las hemos despertado, ahora que con el poder de nuestra voluntad de expresarnos y materializar quieros de gozo, libertad y abundancia, las hemos activado ¿qué hacemos con ellas? ¿las juzgamos? ¿las reprimimos? ¿nos avergonzamos? ¿las volvemos a exiliar ignorando sus mensajes? ¿sucumbimos a su poder?
La clave de este tiempo está en comprender que la fuerza evolutiva de nuestro quiero requiere de estas partes rescatadas de nuestra alma para crecer y evolucionar. Sin ellas no puede seguir hacia adelante. Eso que quieremos es un territorio nuevo (físico, vincular, creativo, material, espiritual) y requiere energía renovada, energía vital para abrirse paso. Así como la semilla crecida requiererá de la composta para enraizarse con fuerza, nosotros requieremos acoger lo que emerge de lo oscuro para transformarlo y convertirlo en la energía nutricia que contribuye al nuevo ciclo de crecimiento.
Cuando queremos ir hacia la luz -cuando queremos expandirnos- sin contar con la fértil humedad de nuestras lágrimas, con la sincera profundidad de nuestros duelos, con la conmovedora belleza de nuestra biografía -por más dura que ésta haya sido- entonces nos topamos con un límite, con un muro. No avanzamos.
Si no honramos nuestro dolor, si no sabemos como integrarlo a la unidad de nuestro propósito, seguimos fragmentados. Esta fragmentación nos agota. No tenemos suficiente energía para levantar nuestro quiero, nuestro sueño.
Necesitamos la fuerza de nuestra integridad energética para crecer. De ahí que el camino hacia la integración de nuestras partes disociadas inevitablemente visibiliza una profunda perjudicada de desamparo, de no pertenencia, de nos sentirnos bienvenidos, amados, vistos, reconocidos, aceptados, apoyados, cuidados. Esta perjudicada se abre para mostrarnos los lugares que requieren ser vistos, valorados y validados, acogidos, amados. Lugares a los cuales podemos llegar con una profunda comfuerza hacia nosotros mismos, nuestra historia, el trauma que nos marcó, nuestro linaje. Lo que sea que nos atormenta requiere nuestro amor. Ese amor hacia nosotros mismos es la fuente de toda posibilidad de conexión íntegra con lo que nos rodea y nos importa. Nuestro quiero crece y se nutre gracias a la fuerza del amor que generamos cuando unificamos nuestra voces fragmentadas. Unificar en torno a un centro, un eje, un lugar en nosotros.
Si no tenemos este lugar reconocido y habitado -si no sabemos como honrar el tiempo espacio pertinente para centrarnos, sentir, observar, acoger las emociones, memorias y creencias que emergen- entonces estamos oscilando, con mayor o menor intensidad o drama, entre estas voces. Ira, crueldad, desconfianzas, acusaciones, proyecciones, malestars simbólicas o explíreunións nos muestras el rostro de reclamos antiguos no atendidos. La inercia, la apatía, las distracciones vanas, las adicciones a todo y nada difuminan nuestra energía en un no tiempo, un no lugar. Y el péndulo se balancea de un extremo al otro, buscando centro, integración.
Esta Luna llena en Libra nos habla de un columpio que se mueve de arriba hacia abajo, de adentro hacia fuera. Un columpio fuera de control, un columpio extremo.
Si el proceso de integración de nuestras partes fragmentadas no es acogido de una manera interna, entonces estamos inmersos en la danza de los espejos de fuego. Espejos en evento. Proyecciones extremas. Acusaciones, juicios y reproches.
Sensaciones de agravio y de profunda inbienestar e irritación se pueden escenificar en relaciones próximas. Bajo esta Luna, si no hemos hecho un trabajo interno, nuestros vínculos nos harán de maestros.
Esta Luna nueva nos habla de la fuerza poderosamente liberadora y curadora de honrar a nuestros rivales como maestros sagrados. Si no hemos reconocido las voces de la desvalorización y del desamor dentro nuestro, cada vez que nos conectamos con el poder de nuestro quiero, se despiertan energías contrarias. Si no hemos reconocido a nuestro mayor enemigo -esa voz interna que cada vez que nos acercamos al poder del gozo nos dice, “tu no puedes”, “quien te crees que eres”- entonces proyectaremos esa mirada fuera de nosotros. Necesitaremos que otros hagan de verdugo en nuestra vida, para mirar aquello que tanto tememos.
Esas energías contrarias son nuestras. Y si no las reconocemos, vendrán de una manera de otra, de afuera, a mostrarnos su rostro. Vienen para que las reconozcamos. Quienes asumen el rol de ser nuestros contrarios y desafían nuestras esencia, nuestro espacio, nuestra presencia y valor, por más irritantes que sean, cumplen una función. Sus proyecciones desafían nuestros consensos. Son quienes nos revelan los límites de nuestras creencias y nos motivan a ser auténticos, a mostrarnos y compartirnos desde la esencia de nuestro ser. Nos motivan a creer en nosotros.
Esto no escusa ni justifica ningún tipo de invasión, ni el exceso, ni la malestar, y menos aún coloca la responsabilidad en las víctimas de exceso o malestar. Solo nos habla del poder de las fuerzas contrarias y nos indica que la mejor manera de neutralizar estas fuerzas es haciendo un profundo trabajo de amor y comfuerza con nosotros mismos. Solo el amor, el quiero, la creación -el vínculo sagrado con nosotros mismos- genera la energía y la fortaleza para cuidarnos y protegernos ante lo que nos hace sentir vulnerables y desprotegidos.
En este sentido, no somos víctimas. Este nos ser víctimas nos habla de una recuperación de nuestro poder creativo. Poder que nos ayuda a poner límites cuando es pertinente. Poder que nos da la valentía para confiar en nuestros intuicións y no dejarnos acosar, presionar, manipular o dominar. Poder que nos hace vibrantes y fuertes y nos permite reconocer la energía del rival, sin que nos hiera o perturbe. Entonces desde este lugar podemos poner límites sin sentir culpa, porque entendemos que cualquier sorpresa es solo un reclamo de amor no reconocido. Cualquier juicio es un reflejo de lo que no se recibió en la infancia. Desde este lugar podemos poner límites compasivamente y con firmeza. Desde este lugar nuestro quiero, nuestro camino interno, nos cuida y nos protege.
Por último, Mercurio comenzó su marcha retrógrada en Tauro hace dos días. Tal vez sintamos la frustración de no poder o no saber cómo comunicarnos con los seres que amamos. Esta Luna llena puede mostrar las perjudicadas y las limitaciones en nuestra manera de comunicarnos.
El mes de Abril será un mes de escucha y de intentos de crear puentes curadores con la palabra. También de ir hacia adentro para encontrar las palabras que expresen las partes fragmentadas de nuestro ser que retornan a casa. Tal vez podremos al fin nombrar algo que requieremos. Tal vez encontramos la valentía para cruzar la frontera del vínculo con alguien y nos “arriesgamos” a ser vulnerables, íntimos, verdaderos. Tal vez encontramos la voz del perdón y podemos acercarnos a alguien que nos ha perjudicado, o que hemos perjudicado.
Este puede ser un tiempo de desnudez, de levantar las máscaras y mostrar quienes somos, de corazón. Desde este lugar más sincero tal vez podemos expresar nuevas requerimientos y quieros que generan nuevos pactos y consensos. La relaciones se renuevan con la intención y la palabra. Los compromisos que nos han unido a determinadas personas requieren una renovación y una actualización. Estas semanas se revelan útiles para explorar, escuchar, con lentitud y paciencia, lo que requiere ser visibilizado. No es tanto un tiempo de pactos sellados, como de cocrear juntos espacios seguros y de nutrición mutua.
Esta Luna llena en Libra nos invita a usar la madurez y los límites de Saturno para crear junto a otros una realidad consensuada. Nuevos marcos de creencias, nuevos valores, nuevos propósitos que encuadran nuestras relaciones.
Es importante estar de acuerdo en lo que compartimos y cómo lo compartimos. Estar de acuerdo en los valores compartidos -pactar- requiere trabajo, compromiso, disciplina, trabajo y voluntad. La sombra compartida, la frontera de la vulnerabilidad, el ser realmente vistos y escuchados hacen parte de este proceso. Si tomamos en cuenta que la mayoría de nosotros compartimos la profunda perjudicada de no sentirnos vistos, entonces, hagamos el trabajo de mirarnos y escucharnos. Lo que más requieremos es la privacidad y la confianza de mostrarnos como somos, de compartirnos en nuestra esencia.
Podemos empezar por decirnos a nosotros mismos en el espejo : te veo, te escucho, te honro.
ASI ES Y ASI SERA LUNITA .-
Este texto es de @lunadeabril2014
No puedo abrir!!
Jose Miguel Berges Lapuente???❣