¿Tu nuevo Jefe es Leo? Pues átate los machos, porque tienes al jefe por antonomasia…. Bueno, de todas formas aquí tienes una pequeña guía, basada en el trabajo de la astróloga Linda Goodman,  de a lo que atenerte cuando tu jefe es el Rey de la Selva.
Probablemente, tu jefe Leo tendrá la sensación de que los impuestos, las leyes laborales y los derechos sindicales son todos fruto de una conspiración personal en contra de él.

La mayoría de los Leones son excelentes organizadores, y absolutamente geniales cuando se trata de delegar autoridad. Su manera de resolver estas situaciones enojosas consiste en dirigirse a ti y dictarte algunas frases sonoras sobre el problema en general, para después, con un regio gesto de la mano y una sonrisa radiante, decirte vagamente que te bases en eso.

Es probable que añada que le gustaría tener lo antes posible sobre su escritorio el informe terminado. “No corre mucha prisa, pero lo necesito para mañana antes de mediodía” te dirá.

A Leo no le gustan los detalles. Prefiere pintar el cuadro en grandes pinceladas, y dejar que de las minucias, tales como cifras y estadísticas, te ocupes tú.
Si tienes un jefe Leo típico, encontrarás siempre determinadas actitudes: Si le ofreces ideas originales, estará encantado contigo, pero prepárate para verle sonreír, al día siguiente, mientras organiza el plan que tú le dijiste la noche anterior, encabezándolo con este increíble comentario: “Es una de las mejores ideas que he tenido jamás”.

Y cree sinceramente que a él se le ocurrió primero.

De vez en cuando, tu jefe Leo puede parecerte un tanto desagradecido. Es probable que arroje sobre tu escritorio una enorme pila de cartas, porque a él le aburre leerlas, o le fastidia. Y a la mañana siguiente, cuando tú estés con los ojos hinchados por haberte quedado hasta medianoche para terminar con aquel trabajo extra, sacudirá con aire de desaprobación la leonina melena y, mascullando una crítica sobre el desorden de tu escritorio, se meterá en su suntuosa guarida.

Porque, eso si, es casi seguro que su despacho privado estará puesto por todo lo alto: con luz indirecta, música, flores, sofá con almohadones de plumas y escritorio de madera de caoba. Cubrirá, además, las paredes con excelentes reproducciones de obras famosas, o con fotos en las que el mismo aparece en compañía de importantes personalidades.

Cualquier diploma o certificado que tenga, pulcramente enmarcado, estará colgado en un lugar bien visible.
Si tú, lector, eres un hombre que trabaja para un ejecutivo Leo, tendrás algunos tensiones especiales. Muéstrate original, audaz, creativo y trabajador, pero recuerda que él es siempre más original, audaz, creativo y trabajador que tú… en su opinión, por lo menos.

Di que sí a la mayor parte de sus ideas geniales (y en una semana puede tener muchísimas). Y si tienes que decir “no, empieza con una montaña de halagos y termina con otra. En un tipo de sándwich como ese, puede aceptar un no, pero ándate con tacto y mira donde pisas.

Entre los ejecutivos Leo, hasta los más modestos y menos ostentosos tienen abundantes simpatias y les encanta difundir luz en torno de ellos. Cuando tu jefe leonino haya obtenido hasta la última gota de reconocimiento que se merece, más una dosis extra de respeto por si acaso, te enorgullecerá a ti elogiándote un trabajo bien hecho.

Leo nunca es avaro en el elogio, pero tampoco se lo piensa dos veces cuando tiene que expresar desaprobación. Es posible que el León muestre muy poca discreción al señalar tus errores. Un empleado de naturaleza muy sensible se encontrará mas cómodo trabajando en otra parte, y lo mismo sucederá con quien, como el propio Leo, tenga un ego de tamaño extra.

Hay algo más que simples vestigios de arrogancia en el carácter de tu jefe, pero es probable que se vean atemperados por un cordial optimismo. Bajo su mando, las cosas marcharán sin tensiones, como ronroneando. Nacido para mandar, Leo tiene un talento envidiable para asignar a cada cual la tarea adecuada, y ocuparse de que todos la terminen a tiempo.
Las intrigas oficinescas provocaran su enojo. Leo simplemente no puede aguantar que se tengan secretos con él; tiene que saber todo lo que sucede.

No te sientas molesto si tu jefe Leo se entromete un poco en tus asuntos privados o te da una conferencia sobre la forma en que tendrías que organizar tu vida personal. Actuar así supone, en realidad, un sello de su regia aprobación. Significa que le gustas tanto que quiere protegerte, ofreciéndote los beneficios de su prudencia y sabiduría.

Un jefe Leo puede ser un ser muy extraño. Es capaz de mostrar una cólera terrible, y de enfurruñarse durante horas a puertas cerradas, si considera que ha sido insultado, pero, a pesar de si mismo, se derrite ante el halago. Son gente que viste bien, come bien y duerme bien.

Son comprensivos y generosos con los errores y, si obtienen el respeto que exigen, son capaces de la noche a la mañana de convertir en victoria un fracaso, con una extraordinaria fuerza de carácter.

El León obtiene una tremenda bienestar interior al dar órdenes, y sermonear es una actividad a la que tiene muy especial afición.

Tal vez te haya tocado uno de esos jefes Leo que ocultan su fuerza por los reflectores y las candilejas bajo un comportamiento tranquilo, pero la dignidad, el orgullo y la vanidad típicos de su signo solar integran básicamente su naturaleza, lo mismo que la de los tipos más teatrales.

¿Tienes alguna duda? Prueba a dar el más leve pinchazo a su yo, pero después, ponte fuera de su alcance.
Cuando se le trata bien, nadie puede ser tan encantador como el León. ¿Qué importa que busque admiración en grandes dosis para alimentar su vanidad insaciable? La mayoría de las veces se merece realmente que lo admiren.

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