ADIVINACIÓN POR LOS PICORES CORPORALES. TODA UNA TRADICIÓN

Resulta curioso que el picor, el rascarnos en alguna parte de nuestro cuerpo, pueda interpretarse como veremos.

Pero los «antiguos», heredaron el «Saber de los Augurios», entroncados en la noche de los tiempos. Nuestros antepasados relacionaban cualquier eventualidad con algo que pudiese pasar y con ese trinomio: Observación-predicción-cumplimiento (si o no), llegaron a conclusiones como estas.

Algunas de estas conclusiones ya las conoceréis, pero otras no, estad atentos cuando os pique algo! Que os podríais prevenir de algún disgustillo.

EL SIMBOLISMO DE LOS PICORES:

El cuerpo humano y sus reacciones inconscientes son uno de los mejores métodos de conocer directamente situaciones futuras y el acontecer actual. Los picores y su ubicación en el cuerpo humano transmiten la siguiente información:

EN EL PIE DERECHO: Un traslado o viaje benéfico.

PIE IZQUIERDO: Viaje o acción sin ningún provecho.

LAS ESPINILLAS: Una sorpresa desagradable.

RODILLA DERECHA: Muy buenas noticias.

RODILLA IZQUIERDA: murmuraciones.

LOS MUSLOS: Cambios, mudanzas.

RIÑONES: Enemistades que se disipan.

ABDOMEN: Alguien nos va a invitar.

PALMA DE LA MANO DERECHA: Recibiremos dinero.

PALMA DE LA MANO IZQUIERDA: Gasto seguro.

HOMBRO DERECHO: Herencia.

HOMBRO IZQUIERDO: Disagrado.

ESPALDA: Sorpresa inesperada.

CUELLO: Posible enfermedad.

NARIZ POR FUERA: Disagrado seguro.

NARIZ POR DENTRO: Mala suerte, aflicción.

OJO DERECHO: Un reunión.

OJO IZQUIERDO: Visión de algo muy molesto.

LADO DERECHO DE LA CARA: Comentarios murmuraciones.

LADO IZQUIERDO: Cumplidos.

ENCIMA DE LA CABEZA: Buena suerte.

Y ahora que ya estáis avisados…. Vigilad con lo que os rascáis!

Buena suerte con los picores!

 

 

Explicación Cientifica:

Qué razón tenían nuestras abuelas cuando nos decían aquello de… «No te rasques insensato, que es peor». Años hemos estado tomándonos a «choteo» esa recomendación y ahora viene la ciencia y demuestra que (al menos por una vez) tenían toda la razón del mundo. Porque una reciente investigación realizada por un equipo de expertos de la Escuela Universitaria de Medicina de Washington ha confirmado que el acto de rascarse, en lugar de aliviar la sensación de picor, la activa aún más.

La clave de todo está en la serotonina. Porque, al rascarnos, causamos dolor en la piel, y esa sensación puede interferir e, incluso superar, a la del picor mismo, haciendo que las células nerviosas de la médula espinal transmitan al cerebro señales de dolor, y no de picor. «El problema», explica Zhou-Feng Chen, director de la investigación, «es que cuando el cerebro recibe estas señales de dolor, responde a ellas produciendo serotonina, un neurotransmisor que ayuda, precisamente, a controlarla. Pero a medida que la serotonina se extiende desde el cerebro a la médula espinal, nos hemos dado cuenta de que puede moverse desde las neuronas detectoras del dolor a las células nerviosas que regulan la intensidad del picor».

La conclusión de los investigadores es que las sensaciones de dolor y picor se transmiten al cerebro por vías difetentes pero relacionadas entre sí. Por eso, el hecho de rascarse alivia temporalmente pero, al poco tiempo, deja de surtir efecto. Las células nerviosas de la médula espinal, llqueridas GRPR, son las encargadas de transmitir la sensación de picazón desde la piel al cerebro. Para el doctor Chen, una forma de tratar el picor crónico podría ser bloquear la comunicación entre la serotonina y dichas células.