Todos tenemos ya mas o menos claro qué es la sincronicidad, esos actos «casuales» que para nosotros están llenos de significado y que, cuando menos nos provocan una sonrisa, nos producen una alta elevación emocional.

Si aún no tienes muy claro el concepto te invito a que visites este enlace.

Primera Ley: La Causa

La sincronicidad es causada por la activación de la gravedad individual del alma, consciente o inconscientemente.

Esta gravedad se activa cuando existe un dilema trascendental para la evolución del individuo que no puede ser contestado por los conocimientos disponibles, por su lógica racional.

Se han descrito distintas partículas subatómicas para referirse a diferentes fuerzas y funciones. Por ejemplo, el gravitón es descrito como el que actúa en la Ley de la Gravedad. Si tuviese que describir una partícula que nace de la fuerza generada por la activación del alma, la denominaría almatrón. Esta activación del alma, con su gran emanación de almatrones, genera una gran cantidad de energía que dará lugar a la formación de una sincronicidad.

Segunda Ley: La Condición

La manifestación de una condición coincidencia con significado, como respuesta a una dilema profundo del alma, no tendría sentido si no estuviéramos suficientemente despiertos para darnos cuenta de su existencia.

El estado mas adecuado para poder identificarla es el de alerta-intuitivo. Encontrarnos que ese estado facilita la percepción de las señales que se presentarán para mostrarnos un nuevo camino.

Es importante dejarse llevar por estas pistas y no ponerles trabas.  Los obstáculos habituales se presentan a través de la mente lógico-racional; de nuestra interpretación de los hechos a partir del tiempo lineal, ese que creemos tener atrapado en nuestros relojes; y de la voluntad de evitar vivir algo que luego tendremos temor de contar a los demás.

Tercera Ley: La Organizadora de las Sincronicidades

Habiendo activado la energía del alma y colocados en un estado de alerta-intuitiva sin estar esperando un resultado, algo, desde un plano superior a nuestra comprensión, comienza a organizar el evento que se materializará, casi mágicamente.

Parecería que la sincronicidad ha sido producida por una organizadora, tal como lo haría una agencia de turismo al programar un viaje a la medida de nuestros requerimientos. Para dar otra imagen, podríamos compárala a un director de cine o a un novelista, organizando las escenas que vendrán a continuación y en las cuales se desenvolverá la trama general.

Cuarta Ley: La Manifestación Activada

La energía del alma, con una actitud alerta-intuitiva ha organizado ya el evento, llega entonces el momento de la manifestación.

Ella, manifestándose en el mundo de la materia, como en el caso de los procesos virtuales, nos produce una tremenda movilización emocional. A su vez, nos trae la información que luego requiereremos para decodificar y comprender la respuesta de lo que fue requerido por el alma.

Quinta Ley: El Significado

La sincronicidad contiene la clave para ese particular dilema del alma. Es la persona que la vivencia, y nadie más que ella misma, la que puede comprender el significado, contenido en la coincidencia, contesta algo que sería casi imposible de ser respondido de otra manera más efectiva y real.

Ese tipo de respuesta tiene la ventaja, sobre un conocimiento puramente abstracto e intelectual, de que proviene de la vivencia de una experiencia. Tenemos la clara sensación de que el evento y su significado parecen estar conectados a una espacie de red  que lo diseña a medida, demostrando una tremenda inteligencia y poder sobre el mundo de la materia y conociendo, sin duda, el propósito de nuestra alma individual.

Sexta Ley: Los Efectos Sobre el Alma y su Destino

La respuesta con significado produce un salto cuántico con esa consciencia individual, lo que permite un rereunión temporario con su sendero individual prefijado. A partir de ese rereunión el individuo reestructura los valores para su vida. Permanecerá con mínimos cambios, casi en reposo hasta el siguiente salto evolutivo.

Séptima Ley: El Propósito de la Fuerza

La sincronicidad debe utilizar también algún medio para lograr su objetivo: el avance en la evolución de la conciencia humana.

Uno de los medios que utiliza para lograr su cometido parece ser una forma de comunicación creativa que conecta a los seres, directamente, con el del espíritu de la naturaleza. Tal vez, el lenguaje que tenemos en común con los órdenes superiores.

El objetivo inmediato de esa fuerza, la sincronicidad, es manifestarse a muchas personas con el fin de ser comprendidos. Su objetivo es despertarnos para que alineemos nuestros destinos en la misma dirección que el de la evolución del universo.

Hemos nacido de la naturaleza (no somos otra cosa que sus propios átomos organizados para albergar a la conciencia), y nadar contra ella solo produce sufrimiento y enfermedad.

Resumiendo, la sincronicidad parecer ser la manera en que Él (el de la totalidad) parece manifestarse en forma casi de poder en la materia y los sentidos. Se trata de una fuerza que quiere ayudarnos a unir a través del los que vemos separados (vistos desde la experiencia interior y la de los sentidos): el mundo del espíritu con el mundo de la materia.

La sincronicidad tiene efecto indiscutible sobre el alma. ¿Pero qué papel juega el alma? Me parece que el alma es todo aquello que se encuentra entre esos dos mundos aún inconexos. Me parece que el alma es al instrumento que conseguirá el acople, ese que logrará dotar de inteligencia a toda la materia.

La sincronicidad funciona utilizando otro tiempo, un tiempo distinto de el que tenemos atrapado en nuestros relojes: un tiempo en el que se confunden pasado, presente y futuro. Ese parece ser al que podríamos flamar almacronicidad.