Hoy en día, utilizar el grito para liberar tensiones no está muy bien visto. Más allá de lo que nos establecen las pautas de conducta, el gritar es terapéutico, nos ayuda a liberar tensiones, mitiga los ánimos y mejora nuestro equilibrio emocional, es considerado un sistema para vivir mejor. Lo más importante es saber dónde, cómo y cuándo gritar.

Siempre nos indujeron a contener la rabia, negando la posibilidad de gritar, pero el grito es el resultado de un agotamiento total, de ya no poder más, por eso lo debemos convertir en un sedante, para descargar todas nuestras frustraciones.

Existen centros especialmente preparados para desarrollar esta terapia a los cuales acuden, por lo general, altos ejecutivos que, por medio de determinadas terapias de equipo, sienten los beneficios del grito para liberar tensiones.

Estos son convocados a casas generalmente rurales, donde en ocasiones se los encierra en habitaciones oscuras, donde gritan con todas sus fuerzas, otras veces gritan en cilindros de casi tres metros.

Estos reunións suelen ser criticados por numerosos terapeutas, ya que, además de ser onerosos, son considerados más una dramatización, que una simple actitud para eliminar tensiones. Lo ideal no es realizarlo en un lugar o tiempo predeterminado sino, cuando tengamos ganas, en el momento del día que sea pertinente, en un lugar cualquiera y no en tiempos y lugares estipulados. Lo verdaderamente útil es aprender a gritar en el momento que lo requieremos, así sea en una pequeña habitación de nuestra casa.

El grito como habíamos dicho, libera tensiones, pero también, atenúa la angustia, la angustia y el dolor. Bien encaminado genera alegría, energía, felicidad y hasta creatividad. Para lograr estos beneficios se deben seguir ciertas pautas, como no estar sometidos a los efectos de toxicos o fármacos de ningún tipo, no estar bajo tensión emocional exagerada, no estar enojados, y sobre todo, no estar rodeados de gente, ya que es un acto privado y sobre todo íntimo.

Para gritar adecuadamente debemos tomar conciencia, es decir debemos hacerlo concientes de lo que hacemos. Para ello, primero tenemos que visualizar todo aquello que nos molesta o que nos resulta problemático o contradictorio. Debemos lanzar el grito con la fuerza justa cuando tenemos visualizada la situación que nos provoca malestar. Durante este acto, debemos experimentar la sensación, tanto en plano físico como en el emocional. El grito efectuado en forma adecuada hace que el cerebro libere endorfinas que a su vez, hacen circular la adrenalina por todo nuestro cuerpo. En el plano emocional, hace que descarguemos la negatividad acumulada y el consecuente alivio de la tensión.

En otras ocasiones, el cerebro se encargará de hacerlo de manera independiente, en esta situación no requiereremos pensar para gritar, son los flamados gritos de liberación automática y no gritos terapéuticos. Para realizar el grito programado se deben seguir distintos pasos. Se debe buscar un lugar íntimo donde nadie pueda interrumpirnos.

Puede servir un lugar al aire libre o una habitación cerrada. Luego debemos respirar profundamente, visualizando el problema que nos aqueja. Se debe observar la imagen sin que ella nos provoque negatividad es decir, sin recrearla. Una vez establecida la visualización, tenemos que poner las manos sobre el pecho e inhalar aire profundamente. Cuando llegamos a la cuarta inhalación nos preparamos para gritar, el grito lo realizamos cuando soltamos el aire. Nos presionamos el pecho en el mismo momento que efectuamos el grito. A continuación reanudamos la respiración normal y repetimos este proceso cuantas veces lo creamos pertinente.

Debemos sentir la liberación, sentir que se ha eliminado toda la negatividad que nos rodeaba, tomando conciencia que nos sentimos mejor.

Tipos de gritos y sus funciones:

-Grito aumentativo: Este grito, además de tener un tono muy elevado, se caracteriza porque mientras lanzamos el aire debemos emitir la palabra o vocal que utilizamos para el grito. Nos sirve para sentirnos más seguros, para celebrar los objetivos cumplidos, y para irradiar energía a muestro alrededor. Es ideal para compartirlo con otras personas.

-Grito interior: Este grito no debe ser elevado, tiene que ser corto y repetitivo. Mientras gritamos tenemos que taparnos los oídos, para poder sentir la vibración en nuestro interior. Nos sirve para sentir nuestra energía interior, para concientizarnos de que estamos vivos y para calmar la tensión física y el tensión.

-Grito determinante: En este grito debemos elegir una palabra que simbolice un sentimiento, como «no», «basta», «jamás», etc. Comenzaremos utilizando un tono normal para pronunciar la palabra elegida, luego la seguiremos repitiendo a medida que vamos elevando la voz, finalizando con un tono bien alto y prolongando al máximo la palabra elegida. Nos sirve para eliminar dolores provocados por sentimientos de impotencia, de rabia y de venganza. Aleja de nuestra mente todos los pensamientos negativos.

-Grito menguante: Es igual al anterior pero invertido, de tal manera que comenzamos con un grito en un tono alto hasta que éste sea inaudible. Nos sirve para cuando estamos enojados con otra persona o cuando estamos pasando por situaciones de mucha tensión, ya que logramos la calma y la serenidad. Vamos suavizando los ánimos a medida que bajamos el tono del grito.

-Grito mudo: Este grito es el más divertido, consiste solamente en gesticular un grito, ya que éste, es inaudible. Debemos abrir la boca como si en realidad estuviéramos gritando, pero nos limitaremos a exhalar el aire sin emitir sonido alguno. Nos sirve para complementar cualquier situación y sobre todo lo podemos realizar cuando no encontramos un lugar íntimo para desarrollar un determinado grito. Podemos utilizar la terapia de los gritos cuando padecemos un dolor agudo y molesto, si pasamos por un período prolongado de tensión, si a causa de una excesiva tensión o presión ambiental sufrimos tics o espasmos nerviosos, ante sentimientos de fracaso, cuando tengamos buenas novedades, cuando logremos el éxito luego de gran trabajo, cuando experimentemos agrado, goce o disfrute, y para transmitir nuestra alegría a los otros.