Este tipo de respiración es ideal cuando  requieremos activarnos en momentos clave del día. Es una respiración muy indicada para momentos en los que la vida nos pide movimiento y mucha vitalidad; por el contrario nosotros, ya sea porque nuestra rutina nos tiene agotados o sea el que sea el motivo, nos encontramos en una situación con poca energía y sin fuerzas para seguir adelante.

El ejercicio consta de los siguientes pasos que deberás hacer lentamente:

1. Nos situaremos de pie con las piernas ligeramente separadas y los brazos relajados pegados al cuerpo.

2. Después inspiraremos todo lo profundamente que podamos ya que el ejercicio se hará conteniendo la respiración.

3. Inmediatamente después levantamos los brazos hacia el frente hasta situarlos totalmente en horizontal con respecto a nuestro tronco. Las manos deben estar con la palma hacia abajo.

4. Después cerramos las manos con fuerza de manera que nos queden los puños cerrados con presión.

5. A continuación flexionamos los brazos hacia nuestro pecho sin perder la horizontal.

6. Después los estiraremos, sin aflojar la tensión de los puños, hacia el frente haciendo fuerza como si empujáramos un mueble.

7. Después los bajamos sin perder la tensión hacia la posición inicial, a lo largo de nuestro cuerpo.

8. Relajamos los brazos y manos y soltamos todo el aire con fuerza.

9. Descansamos y respiramos con normalidad.

Después de realizar estos pasos lentamente y asegurándonos que todo se hace correctamente notaremos como poco a poco nuestro cuerpo se va recuperando y nos va entrando la energía, primero lentamente y luego en una constante aceleración, que nos llevará a sentirnos con las energías totalmente renovadas y con fuerzas para tirar hacia adelante todas aquellas cosas que tengamos que hacer durante ese día.

Por el contrario si notáis que no recuperáis la energía, os aconsejo que volváis a repetir el ejercicio, ya que podría ser que alguno de los pasos no los hubierais hecho correctamente.