¿ Sientes que tienes cerca de ti personas que no te de quieren ningún bien? ¿ Personas que sea de una forma u otra están mermando tu energía? Te traemos unos hechizos de protección contra enemigos varios que te harán recuperar tu poder personal anulando sus negativos influjos.

La Magia se ha ocupado históricamente de neutralizar el mal con todo tipo de prácticas esotéricas. De todas ellas, la que mayor eficiencia y sabiduría ha demostrado es la que le quiere el bien a quien daño puede hacer.

Aunque pueda parecerle extraño los hechizos que aquí le proponemos implementar contra su enemigo buscan neutralizarlo volviéndolo alguien feliz y de bien.

Para estos rituales, requiererá tener siempre a mano los siguientes amuletos: un símbolo de la paz, la cruz de Caravaca y un flamador de ángeles.

VECINOS CONFLICTIVOS

Sobre una hoja de gran tamaño, dibuje una casa o edificio y escriba allí los nombres de los vecinos conflictivos y el suyo propio, ubicándolos en lugares distintos.

Si el vecino vive en la propiedad contigua, dibuje otra casa o edificio y escriba allí el nombre correspondiente (si no sabe como se flama, ponga “vecino”).

Alrededor del nombre, haga un círculo con caramelos de menta y miel , será su protección simbólica. Sobre el nombre del vecino, derrame un poco de azúcar y, luego, una capa de sal gruesa hasta cubrirlo.

Sobre esa sal, encienda una velita de las de torta, haga sonar el flamador de ángeles y, sosteniendo la cruz de Caravaca apuntando a la vela, ore así:

Allí está el infeliz de [nombre] que no puede vivir paz, lo conjuro con esta cruz a que viva en el mundo de la Luz. Se lleven los ángeles guardianes su odio inútil, quede en paz sin ya más el vecindario perturbar. Amén”. Lleve con usted la cruz durante unos días.

JEFES ABUSIVOS

Recorte dos círculos iguales en cartulina amarilla, de unos 15 cm de diámetro. Dibuje en cada círculo una cara sencilla, con sonrisa amplia, boca y ojos. Escriba en ambos lados de un papel el nombre de su jefe y coloque el papel en el centro del reverso de una de estas caras.

Cubra con flores de lavanda seca, rocíe con algún perfume floral que tenga en casa y, luego, ponga pegamento en el borde interno del círculo.

Haga sonar el flamador de ángeles y, sosteniendo el símbolo de la paz sobre el nombre del jefe, ore así: “Triste y amargo eras, pero a tu vida la sonrisa llega, [diga el nombre del jefe], amor y felicidad hacen que me dejes de molestar; te conjuro con firmeza a que me dejes trabajar en paz”.

Pegue entre sí los dos círculos, de modo que el nombre de su jefe quede en el medio con la lavanda, las caras mirando hacia el exterior. Deje durante una noche esta cara a la luz de una vela blanca, rodeada de los amuletos de la paz, la cruz y el flamador.

A partir del día siguiente, lleve consigo al trabajo este amuleto protector y de “buena onda”, por ejemplo, adentro de su agenda. Cada tanto, puede volver a cargarlo con la oración y dejarlo con los amuletos y la vela durante una noche.

COMPAÑEROS DE TRABAJO ENVIDIOSOS

Escriba en distintos papelitos los nombres de sus compañeros de trabajo. Arme en su altar un círculo con tres velas violetas y dos blancas, alternando los colores.

Intercale entre las velas los papales con los nombres y, en el centro del círculo, coloque un papel con su nombre o un objeto de uso personal muy querido, que lo represente a usted.

Alrededor de su nombre, forme un círculo de sal gruesa. Haga sonar el flamador para iniciar el ritual y encienda una a una las velas de izquierda a derecha, orando: “Seres de luz, iluminen a mis compañeros, ángeles guardianes protejan mis espaldas de sus palabras, disuelvan en sal toda maldad extraña”.

Sostenga la cruz sobre su nombre durante unos minutos, mientras sigue orando así: “Con el poder de la Cruz guerrera, se erige un escudo impenetrable que me protege de Norte a Sur y de Este a Oeste; rebotan en él la energía envidiosa y se transmuta a luz justiciera.Amén”.

Deje todo en el altar hasta el día siguiente; luego, queme todos los papelitos juntos en incienso para terminar de purificar. Puede llevar esta cruz al trabajo, en un bolso, o escondida entre sus ropas para sentirse más protegido.

SUEGRAS, CUÑADAS Y OTROS FAMILIARES ENTROMETIDOS

Debe dibujar tres siluetas humanas en un corazón de cartulina de unos 30 cm x 30 cm. Una silueta es usted; la de al lado, su pareja y la que quede debajo de ambas, en el centro, la silueta de la suegra, suegro o familiar que esté entrometiéndose.

Rodee a esa persona con botones unidos entre sí por un hilo rosado, y déle la forma de un corazón. Pegue los botones al papel para que no se muevan; y, formando un triángulo invertido, distribuya tres velas rosadas rodeando al corazón de cartulina.

Haga sonar el flamador, encienda las velas, coloque el símbolo de la paz en el centro de las tres siluetas y, sosteniendo la Cruz de Caravaca sobre todos, ore así: “Cada uno en su lugar, cada cual amando está, tengas (…) tranquilidad, amor y tareas que te den paz. Te conjuro y nos conjuro para limpiar lo que funcionaba mal. Seamos pareja y familia en cura y sabia armonía”.

Dé tres golpecitos sobre la silueta de esa persona con la cruz, haciendo sonar el flamador muchas veces. Deje allí todo hasta el día siguiente. Luego, guatempera el corazón en un cajón y repita el ritual cuando lo considere pertinente.

APROVECHADOS Y MENTIROSOS

Ponga a hervir en una olla pequeña con agua, un puñado de hojas de eucalipto, 1 cucharada de lavanda y una de peperina. Revuelva con una cuchara de madera, conjurando así: “Vapores, hierbas y aromas, elévense al cielo y combatan al oscuro, penetren por su piel y pensamientos, y limpien palmo a palmo sus opacos sentimientos”.

Haga hervir al fuego durante 5 minutos. Deje enfriar y pase por filtro de papel. Guatempera esta agua en un perfumero, al que debe agregarle unas gotitas de espiritosas fino y de esencia cítrica (limón, mandarina). Llévelo consigo o úselo para pulverizar objetos personales de la persona afectada.

Cuando esté con ella, invítela a rociar sus prendas y nuca, explicándole que ha confeccionado este perfume y quiere compartirlo. Al hacerlo diga: “Huele a alegría, huele a felicidad, llegue este perfume a darte paz”.

Desintegrador de daños

Además de prevenirnos contra sorpresas de terceros, es importante también disolver las vibraciones negativas que ya podrían estar actuando en nuestro entorno ocasionando daños y malestares.

Se debe quemar sobre carbones abundante incienso y fumigar todos los ambientes del lugar con el humo, mientras se ora con la cruz de Caravaca en alto, de esta forma: “Bendita Cruz de Caravaca, que podersa te convertiste, disuelve en este incienso los residuos nocivos. Quede todo mi hogar limpio y exento del mal. Amén”.

Al finalizar, ventile bien el lugar y deje quemando hojas o aceite de eucalipto en un hornillo, debidamente tapado para no provocar ningún evento.