El uso ritual de las escobas es casi tan antiguo, como la historia de la humanidad. Probablemente, su creación se debió a la quieras del hombre primitivo de despejar el área, en la que se disponía a realizar un rito de invocación a sus dioses. La tradición se ha mantenido y enriquecido con infinitos poderes mágicos que, hoy en día, se les atribuyen a este sencillo elemento cotidiano.

Las escobas arrastran una larga tradición de poderes mágicos, que les han sido atribuidos a lo largo de los tiempos. Hace miles de años, las mujeres realizaban el ritual de montar en ellas, invocando a los dioses, para el crecimiento de los campos.

También se ha considerado que tienen poderes mágicos, para favorecer la fertilidad y con dicho fin, las mujeres que quieren quedar embarazadas las colocan debajo de sus camas. Del mismo modo, situadas detrás de la puerta de entrada, se cree que evitan la llegada de visitas inoportunas.

Por otra parte, no se recomienda dejar la escoba con las cerdas hacia abajo porque se podría alejar la buena suerte. Al parecer, hay que dejarla siempre hacia arriba para no barrer la suerte. Se cree que las escobas mágicas colocadas en la puerta de entrada «barren» la buena suerte hacia adentro y traen fortuna y prosperidad para la casa.

Verdad o mentira, como con las brujas que se han hecho famosas montándolas, con las escobas sucede algo parecido y crease o no en sus poderes mágicos, a nadie agrada que barran su suerte.

En la antigüedad hubo muchas supersticiones acerca de la escoba. En Europa, las escobas eran hechas de retama, y a esta planta se le daban propiedades mágicas y fisicoes; por eso se decía que si una doncella jugaba montada arriba de una escoba podía quedar embarazada.

Si una mujer, barriendo, chocaba con un hombre, éste podía quedar estéril, a menos que le quitara la escoba y le pegara con el mango siete veces a la mujer.

Se decía que barrer la superficie de una mesa, dejar la escoba sobre ella, dejarla tendida en el suelo, o que al pasar cayera frente a nosotros la escoba que estaba recargada en la pared, era de mala suerte.

Era de mucho riesgo recargar una escoba en la cama, pues a quien durmiera en ella, se ponía a merced de las brujas; pues se las relacionó mucho con las escobas.

Cuando se tuviera la sospecha que una bruja entraba a la casa, debía ponerse recargada a un lado de la chimenea, una escoba; esto hacía que la bruja saliera volando con ella. Esta creencia se platica todavía en nuestros pueblos; pues como protección contra las brujas, se deja una escoba recargada en la pared tras la puerta.

No se debe llevar una escoba vieja a una nueva casa; la escoba vieja debe quedar en la vieja casa.

No se consideraba bueno comprar una escoba en Navidad ni en mayo, mes relacionado con la muerte. Perder una escoba en el mar era de muy mal agüero. Si se soltaba el palo de las espigas, era de mala suerte; tanto que si le sucedía a una sirvienta, no cobraba su semana de trabajo. Si se es jugador, se debe lanzar al aire una escoba al salir de casa; así tendrá una buena racha en el juego. Si se sale a vender un animal de cuatro patas, se debe lanzar al aire una escoba, así se venderá con más facilidad y se evitará el mal de ojo sobre el animal.

No se debe barrer una casa de noche; y menos de dentro hacia fuera, pues está lanzando a la calle la buena suerte.

Si, sin querer, se le pasa la escoba a alguien por un zapato, se dice que no podrá casarse con una doncella. Si la escoba se deja recargada en cualquier rincón, llegará de visita un extraño. Si se le pega a un niño con una escoba verde, se dice que no crecerá.