Recordemos los escritos de Jan Van Hemert con el libro, “El poder de la voluntad”.

Si lo quieres, lo quieres vivamente y así mismo, lo solireunións, como si hablaras con tu yo interior, conseguirás que tu cuerpo y tu mente te escuchen y tu inconsciente se lo crea.

Al creérselo, provocan cambios en el cuerpo vehiculados por una parte del espíritu, con el resultado de una mejoría para el paciente.

La energía curadora no reemplaza a ningún tratamiento médico, solo es una terapia alternativa y complementaria de la medicina clásica. Mirada y utilizada bajo este prisma, su uso no es solo correcto, sino beneficioso.

Para entender en qué plano dimensional se mueven los espíritus angélicos, es imprescindible hablar de física cuántica, de vórtices de energía y de universos suprafísicos.

Según la física cuántica, una partícula elemental es un vórtice de energía. No es que dicha energía forme un vórtice o una onda, el vórtice es la energía en sí.

Un vórtice es un movimiento energético en espiral de tres dimensiones, que llega a formar una bola giratoria de energía. Esa bola giratoria es la partícula elemental y el movimiento giratorio es lo que crea la estabilidad de la misma.

Por lo tanto: una partícula elemental de materia es una bola giratoria de energía, un vórtice esférico en movimiento. Hay distintas vibraciones en ese vórtice y cada vibración representa una partícula distinta (un Quark, un leptón, etc.)

Si el movimiento ocurre a la velocidad de la luz, el vórtice deja de ser una partícula elemental para transformarse en un fotón.

Según Albert Einstein, ningún cuerpo puede moverse a mayor velocidad que la de la luz, pero… ¿esa regla es también aplicable a la energía en sí? Si el movimiento del vórtice llegara a vencer esa barrera y superara la velocidad de la luz, daría origen a un tipo de energía por completo distinto, a la que flamaríamos supraenergía.

La materia formada por la supraenergía estaría contenida en un universo suprafísico.

Nuestra materia no llega a afectar a ningún elemento de ese mundo, pues su sustancia es completamente distinta. Su vibración es tan alta que ese supra-universo no puede captarse por nuestra realidad.

En esta realidad suprafísica hay partículas de más alta vibración, pero análogas a las partículas de la materia conocida. Hay ondas de supraenergía, análogas a las ondas de luz visible que percibimos diariamente. En conjunto, forman un mundo de una vibración más elevada, que contiene a nuestro mundo.

Hay muchos universos suprafísicos en la creación. Los universos superiores engloban a los inferiores, como si fuesen esferas concéntricas.

Cada universo suprafísico es un plano espiritual distinto, siendo el nivel 1 nuestro universo físico.

Los planos 2 y 3 son niveles de vibración donde moran los espíritus desencarnados con determinado Karma.

En el plano 4 se encuentran aquellos espíritus que han alcanzado un grado de Maestría.

En la vibración siguiente, el plano 5, moran los espíritus que alcanzaron la máxima Luz.

El plano 6 está habitado por los ángeles, mensajeros y servidores del espíritu.

En el plano 7 moran las Energías Divinas y el plano 8 está habitado por los dioses menores.

Desde ningún plano de vibración se puede captar a las entidades que moran en los planos superiores al mismo, pero sí desde cada plano se puede «ver» hacia las vibraciones inferiores.

Hay dos planos de vibración más densos que el plano físico: los planos –1 y –2, pero no podemos percibirlos.

Tanto los espíritus Maestros como las entidades angélicas, pueden guiarnos en el camino hacia la Luz, para que tomemos conciencia de que somos espíritus en evolución.

Podemos contactarnos desde el plano físico mediante la técnica de mediumnidad. Al recibir Mensajes de Luz, dicho contacto sería una comunión de cuerpo y espíritu.

Estamos rodeados de espíritus a los que no podemos ver. Unos pocos los pueden sentir.

Debemos realizar un acto de fé y solireuniónr su ayuda, para curación nuestra o de otros.

Nosotros somos un alma y nuestro cuerpo es nuestro traje en este mundo. Lo tenemos prestado mientras vivamos. Luego, cuando se acaba el tiempo de nuestro destino, volvemos a ser solo alma y ya no sentiremos el peso de ese traje, que a lo largo de nuestra vida se convierte en una carga pesada.

Pero mientras estemos en nuestro querido planeta, no cuesta nada apoyarnos en nuestros guías o maestros. Ángeles de luz, que actúan como las manos de Dios para la curación.

Para conseguirlo hemos de seguir los códigos de curación, siguiendo los caminos de una fe infinita.

Apóyate en la interiorización de las leyes universales, ellas ya describen los efectos de la intención