Vamos a ver la pereza de los siete pecados capitales relacionándolos con los 7 planetas antiguos, indicando cuáles son las repercusiones de la actividad moral (la aplicación de las normas) de los hombres sobre sus cuerpos físicos. El desorden que plantamos en una vida nos lo encontramos interiorizado en nuestro organismo en vidas siguientes. Veamos pues los males físicos que cabe esperarse de los males morales expresados por nuestra personalidad.

LA PEREZA LUNA

La pereza es un pecado lunar y se debe a una perturbación de las funciones encomendadas a la Luna. En el mundo Mental, la Luna produce las imágenes internas, es lo que flamamos la imaginación, a través de la cual la mente se desplaza de un lugar a otro, explorando por un lado las alturas inaccesibles y estableciendo cabezas de puente en terrenos aún no hollados por la razón y descendiendo por otro a los abismos de la razón allí donde ideas arcaicas y profundamente enraizadas requieren que las sales lunares disuelvan sus amarras.

Los efectos de la pereza en este mundo bloquean la imaginación y dejan que todo siga tal como está, de modo que imposibilitan la progresión intelectual hacia arriba y no permiten que la mente se vea liberada de los arcaísmos que la mantienen atada a un pasado ancestral. En el cuerpo del quiero, sus atributos la llevan a fijar los quieros, proporcionándoles, por así decido, fuerza y esplendor, de manera que obliguen a la voluntad a realizados. Que el quiero sea elevado o no depende de otros mecanismos, pero lo que sí es esencial para el individuo es que ese quiero se exteriorice de algún modo, o bien que se sublime mediante una interiorización consciente y voluntaria.

La exteriorización de los quieros hará que el individuo sea frío o temperado, tal y como los quiere Dios. Pero cuando la pereza obstaculiza esas funciones, el individuo se convierte en este tibio. En el mundo físico, la Luna rige las funciones de disolución y coagulación de los elementos, aportando una renovación periódica a nuestros átomos y moléculas, de acuerdo con los ritmos del universo. La Luna es la que nos conecta con el acontecer universal, aportándonos los sucesivos mensajes de los demás cuerpos planetarios. Si esas funciones resultan obstruidas, nos convertimos en algo parecido a una tierra desencarnada, no transitada por las grandes corrientes renovadoras que emanan del cosmos.

En el mundo físico, la pereza transforma al hombre en un desencarnado-vivo, en un ser inútil para sí mismo y para los demás. ¿Qué es lo que debe hacer el perezoso para vencer su pereza? Moverse hacia las cosas que estén a su alcance. Por cada paso que dé, Dios dará dos por él. No importa aquí el resultado práctico obtenido -muchos perezosos justifican su pereza arguyendo que sus trabajos no les sirven de nada-; lo importante es ponerse en movimiento a nivel físico, sentimental y mental para restablecer las funciones que se encuentran perturbadas. El mal que aguarda a los perezosos en una próxima vida (o en ésta si sus procesos se aceleran) es la corrupción de su cuerpo, la putrefacción de sus órganos.Nada funcionará en su físico como debería funcionar.

Del mismo modo que en las aguas encharcadas abundan los parásitos, en su cuerpo se producirá ese estancamiento y los parásitos aparecerán también, provocándole las enfermedades propias de las cuatro estaciones. Si además han cometido excesos en otros aspectos, ciertos órganos se encontraran más deteriorados que otros y, si se trata de órganos vitales, su tendencia a la corrupción puede acortar mucho su vida.