Beltane es una antigua fiesta gaélica que se celebra el 30 de Abril-1 de Mayo en el hemisferio occidental. Su nombre deriva del irlandés «Beáltaine» o del Escocés Gaélico «Bealtuinn», ambos procedentes de la antigua palabra irlandesa «Beltene» que significa «fuego brillante».

La Madre Tierra, representada por la Diosa, ha despertado y se encuentra madura y fértil y el Joven Dios expresa su amor por Ella. Es un tiempo de alegría y de renacimiento que se revela con la aparición de las primera flores del verano que se elevan hacia el cielo en su honor.

Las tradicionales fogatas de Beltane marcan la mitad de la rueda del año, la calma antes de la venida del glorioso verano que se acerca velozmente.

Desde los tiempos antiguos ha señalado la llegada del buen tiempo. En este momento, las Pléyades se agrupan y en el Hemisferio Norte, se elevan durante el día y pueden ser vistas sólo momentáneamente en la noche.

Beltane es un tiempo de no tiempo, en el que los velos entre los dos mundos son muy delgados (y se pueden atravesar fácilmente no distinguíendose la frontera) y se produce una interrelación que da lugar a reunións mágicos e inxeplicables.

En nuestro ritual previamente hemos apagado todos los fuegos existentes en nuestra tribu o comunidad, como una forma simbólica que representa la ausencia de éste. Al amanecer encenderemos ritualmente nuestro fuego donde regeneraremos nuestra propia vitalidad espiritual.

La hoguera, estará formada por nueve maderas sagradas de nueve árboles diferentes, que serán portadas por nueve personas. Cuando queme, obtendremos ascuas para encender otros pequeños fuegos en este amanecer de Beltane. Nuestros antepasados realizaban pasando, tanto ellos como su ganado, por entre el humo en un rito de limpieza y purificación.

 

La festividad se celebra con bailes, danzas, dando tres vueltas a las hogueras para procurarse suerte hasta la siguiente celebración, vistiéndose con ropa estampada con flores y engalanándose con guirnaldas los cabellos y luciendo cintas de colores.

Los enamorados se pierden en los bosques y campos, besándose y portando flores y ramas de árboles. La Vida renace esa noche por doquier.

Una de sus costumbres consistía en levantarse antes de que el sol apareciese, después de una vigilia en los bosques sagrados, donde habían participado en los ritos fisicoes de Beltane, iban a alguna colina cercana para observar la salida del sol y bañarse en sus vivificadores rayos.

Dicho baño podía tomarse también de una forma más simbólica, bañándose en fuentes sagradas y manantiales en los cuales los rayos sol habían quedado atrapados o bebiendo el agua de estos o de pozos también sagrados, donde la luz solar había quedado retenida. Los druidas aconsejaban que se bebiera el agua de esos manantiales antes de la salida del sol, que se lavaran con el rocío de la mañana y se adornaran con flores.

El rocío se recogía en las mañanas de Beltane  guardándolo con el fin de utilizarlo en posteriores rituales. El rocío en su concepto mágico era considerado una esencia destilada de la Tierra por medio del fuego( el sol), una alquimia de la naturaleza espiritual de la Madre Tierra.

Nuestros hermanos de espíritu de esas épocas escogían a una «Doncella de la Flor» también denominada «Reina de Mayo», que era la representante simbólica en esta fiesta de la Diosa en uno de sus triples aspectos de transformación, de virgen a madre.

En medio de un ritual de música y danza se simulaba la cópula de la diosa con el árbol de mayo.

Como fiesta que era de fertilidad y de liberación fisico, estaba dedicada también a la unión entre parejas o casamiento. La pareja recién unida consumaba esa unión en algún lugar del bosque, con el beneplácito de la tribu entera, que en diversas ocasiones se sumaban con sus parejas respectivas a la celebración.

Asimismo, se percibía en esta festividad, la intención de reforzar los vínculos de las tribus y de los clanes. Durante dichas celebraciones no había una sola refriega entre ellos y las herramientas estaban prohibidas.

Hacia el final del festejo la persona que oficiaba de jefe del festín presentaba una gran torta o bollo horneado con huevos festoneando el borde, llquerida «Am-Bonach-Beal-Tine» (el gran pastel de Beltane), lo dividían en cierto número de trozos y lo distribuían solemnemente entre los reunidos, había un trozo especial y al que le tocaba en suerte lo flamaban «Cailleach-Beal-Tine» o el Carline de Beltane, palabra de gran oprobio.

En cuanto lo sabían, parte de la reunión hacían el ademán de quererlo tirar al fuego, pero la mayoría se interponía y le recataban. Sin embargo, en algunos lugares a la persona que le tocaba este trozo le tendían en el suelo y hacían como si le descuartizaban, después le apedreaban con cáscaras de huevo y el retenía el apelativo odioso hasta el siguiente año.

El color central de Beltane es el verde, el color de la abundancia, del crecimiento, la cosecha que crece, la fertilidad y la suerte. El blanco también es un color que se acostumbra a vestir en esta fecha ya que desprende energía positiva y significa pureza, paz, espiritualidad y el poder de alejar la negatividad. El rojo es la fuerza, la tensión fisico, la consumación, la bienestar. Y el amarillo representa el Sol, la fuerza de la Vida y la felicidad. Los azules y los púrpuras devienen la magia, el poder del espíritu, la buena fortuna, el éxito, el avance. Finalmente, el rosa es el color del amor y de la belleza. Es pues, una celebración rica en colores que hacen vibrar el espíritu y lo elevan.

Visita este enlace para conocer otras fechas mágicas en las que se realizan rituales antiquísimos