Cuando tu vida se extingue tu pensamiento busca a los seres que amas para enviarles en ese ultimo instante un mensaje de cómo les amas, de cómo te llevas al otro lado el amor que ellos te dieron.

Por eso, en estas costas, se convive con ellas y se las respeta tanto que es extraño que alguien se atreva a matar las gaviotas

Y siendo así, es lógico que se les encomiende asuntos de amor.

Dicen, que si quieres conseguir que un amor que se inicia se haga fuerte y se afiance has de ir un atatemperacer de luna creciente a una playa cuando la marea empieza a subir y a la hora en que el sol se esconde y la Luna comienza su dominio.

Esto es lo que has de hacer. Debes llevar contigo dos ramitas de roble viejo y una cinta de seda blanca.

En la orilla mientras las gaviotas están volando a tu alrededor, has de bautizar las ramas con tu nombre y con el suyo mientras las rocías con agua del mar estas con las palabras:

“Somos (di los dos nombres) ramas de un árbol fuerte y así será para siempre de fuerte y duradero nuestro amor”

Ata las dos ramas con el lazo blanco y siete nudos, haz un pequeño hoyo en la arena cerca de la orilla y entierra en el las dos ramas enlazadas.

Cuando lo hayas hecho por tu mano tus manos una sobre otra en el lugar donde enterraste las ramas y busca con la mirada una gaviota que este posada o espera a que una de ellas se pose en la arena.

No desvíes la vista de ella y cuando esa gaviota levante el vuelo si la primera dirección que toma es alejándose de ti es una señal de que va a cumplir tu encargo.

Si se queda a tu alrededor no tiene esa intención y has de volver otro día..

Había olvidado esta leyenda Celta, supongo que después de un tiempo de contarla y aun a pesar de que la gente que hacia esa pequeña ceremonia decía que le había ido muy bien, me parecía demasiado simple…

Pero a menudo en mi trabajo he descubierto que lo sencillo, si se hace con el corazón, con convicción y con seguridad es siempre muy eficaz.