En este post hablaremos sobre la mejor manera de actuar y fluir libremente ante energías contenidas.
Cuando un herramientario está lleno hasta desbordar
y las puertas están completamente abiertas,
lo que está en su interior se cae afuera y nada puede detenerlo.
Cuando las compuertas se abren,
las aguas salen a torrentes con tremenda fuerza y poder,
arrasando con todo lo que tienen por delante.
Eso es lo que pasa con la energía espiritual que está en tu interior.
Una vez que la has reconocido y liberado,
nada puede detener su fluir.
Se desborda, barriendo toda negatividad y discordia,
llevando con ella paz, amor, armonía y comprensión.
El amor es el que vencerá al mundo;
el amor es el que unirá a toda la humanidad.
Por consiguiente, cuanto antes liberes el tremendo poder de tu interior
y le permitas fluir libremente,
antes contemplarás la paz y la armonía del mundo
y la unidad de toda la humanidad.
Cuando hay amor en tu corazón,
extraes lo mejor de cada uno,
porque…el amor sólo ve lo bueno
y eso es lo que invoca.
No temas, ábrete, no retengas nada,
déjalo fluir libremente.
Aprender a situarte en un estado de presencia es aprender a ser “auto-empatico”
También el estar presente se rompe con la forma de relacionarte reactivamente con los contenidos en un estado presente.
Como ejemplo de esto, Recuerdo la vez en que soñé que un gigantesco Tiranosaurio Rex me perseguía y yo me angustiaba dándome cuanta de que no podía avanzar y lo veía cada vez más y más cerca.
Ahora, desde un estado de presencia entiendo que una parte de mi se sentía desvalida con respecto a lo que podía ocurrirme y cada vez se hacia más inevitable. Pero había otra parte de mi (El Tiranosaurio Rex) que automáticamente lo excluía de mi identidad, y requiereba ser incluido aceptarlo y que se acercaba con gran fuerza para hacerme actuar porque veía mi pasividad frente a situaciones que me estaban afectando. De manera que este monumental dinosaurio quería protegerme. Todo el contenido de mi sueño cambio cuando reemplazo la habitual forma de relacionarme por una profunda aceptación desde un estado de presencia.
El estado de presencia genera libertad al actuar, al no estar identificado con algo no tienes que esforzarte a tener un a posicionamiento frente a las situaciones tu identidad deja de ser reactiva. Frente a un desafió o situación solo decides libremente, sin tener que demostrarle nada a nadie, ni siquiera a ti mismo. No requieres ser valiente ni cobatempera, porque la ilusión de la dualidad se disuelve en la presencia.
Tu forma de relacionarte con el mundo cambia, ves el juego de las ilusiones frente a tus ojos, pero no eres parte de el lo ves y lo aceptas. Tu base esta bien y lo sabes. La tranquilidad reina en tu ser aunque las cosas ocurran tu les das la bienvenida y ves como todo fluye en la quietud de tu presencia.