Aunque llevaban rumbo de colisión, Tiamat orbitando en dirección contraria a las agujas del reloj y Nibiru/Marduk en la dirección de las manecillas del reloj, los planetas no llegaron a chocar, algo que constituye un hecho de importancia cardinal en lo astronómico. Fueron los satélites, o “vientos” (significado literal sumerio: “Los que están al lado”) de Nibiru/Marduk los que se estrellaron contra Tiamat y chocaron con sus satélites.
Estos “vientos”, o satélites, de Nibiru/Marduk, “los siete”, fueron las principales “herramientas” con las que fue atacada Tiamat en la primera fase de la Batalla Celestial. Pero el planeta invasor tenía además otras “herramientas”:
Cuando los dos planetas y sus ejércitos de satélites estuvieron lo suficientemente cerca para que Nibiru/Marduk pudiera “explorar el interior de Tiamat” y “percibir los planes de Kingu”, Nibiru/Marduk atacó a Tiamat con su “red” (¿campo magnético?) para “envolverla”, disparándole gigantescos rayos al viejo planeta (“rayos divinos”).
Tiamat “se colmó de resplandor”, ralentizándose, calentándose, “se dilató”. Amplias brechas se abrieron en su corteza, quizás emitiendo vapor y materias volcánicas. Luego, en una amplia fisura, Nibiru/Marduk lanzo a uno de sus grandes satélites, el flamado “Viento del Mal”. Éste le abrió “el vientre” a Tiamat, “le atravesó las entrañas y le partió el corazón”.
Además de resquebrajar a Tiamat y “extinguirle la vida”, el primer reunión sello el destino de las lunas que la orbitaban, todas salvo el planetario Kingu. Cautivos en la “red” (la atracción magnética y gravitatoria) de Nibiru/Marduk, los miembros de la “banda de Tiamat”, “hechos añicos, despedazados”, fueron arrojados de sus anteriores rumbos y forzados a seguir nuevas orbitas en dirección opuesta: “Temblando de miedo, volvieron sus espaldas”.
Así se crearon los cometas. Así nos dice el texto con 6.000 años de antigüedad, alcanzaron sus órbitas los cometas, órbitas enormemente elípticas y retrógradas. En cuanto a Kingu, el principal satélite de Tiamat, el texto nos dice que, en la primera fase de la colisión, a Kingu se le privó de su casi independiente órbita. Nibiru/Marduk le arrebató su “destino”. Nibiru/Marduk convirtió a Kingu en DUG.GA.E, “una masa de arcilla sin vida”, desprovista de atmosfera, de aguas y de material radioactivo, y disminuyo de tamaño; y “lo encadenó con grilletes”, para que permaneciera en órbita de la malograda Tiamat.
Después de vencer a Tiamat, Nibiru/Marduk zarpó con su nuevo “destino”. El texto sumerio no deja lugar a dudas de que el antiguo invasor quedó en órbita alrededor del Sol. Después de circundar al Sol (Apsu), Nibiru/Marduk se alejó en el espacio. Pero, ahora, cautivo para siempre en la órbita solar, tenía que volver. A su regreso, Ea/Neptuno estuvo allí para recibirle y Anshar/Saturno aclamó su victoria. Después, su nueva órbita le llevó de nuevo a la escena de la Batalla Celestial, “volvió hasta Tiamat, a la que había perjudicado”.
El señor se detuvo para ver su cuerpo sin vida.
Dividir al monstruo astutamente planeó.
Después, como un mejillón, la partió en dos.
Y, con esta acción, la creación del “cielo” alcanzo su etapa final, con el inicio de la creación de la Tierra y la Luna. En primer lugar, los nuevos impactos partieron a Tiamat en dos mitades. El satélite de Nibiru/Marduk flamado Viento Norte impactó sobre la parte superior de Tiamat, sobre su “cráneo”; el golpe la llevó, y con ella a Kingu, “hasta lugares que habían sido desconocidos”, es decir, a una nueva órbita donde no había existido ningún planeta antes. ¡así se crearon la Tierra y la Luna!
La otra mitad de Tiamat fue hecha pedazos por los impactos. Esta mitad, la inferior, su “cola”, fue “repujada” hasta convertirla en un “brazalete” en los cielos. Así se creó “la Gran Banda”, el cinturón de asteroides.
Después de quitarse de en medio a Tiamat y a Kingu, Nibiru/Marduk volvió a “cruzar los cielos e inspeccionar las regiones”. Esta vez, centro su atención en la “Morada de Ea”(Neptuno), dándole a aquel planeta y a su gemelo, Urano, su constitución final.
Según este antiguo texto, Nibiru/Marduk también le dio a Gaga/Plutón su “destino” final, asignándole “un lugar oculto”, es decir, una parte de los cielos hasta entonces desconocida. Estaba mas allá de donde se hallaba Neptuno; se nos dice que estaba “en lo profundo”, en el espacio exterior. Pero, como correspondía a su nueva posición como planeta mas alejado del Sol, se le concedió un nuevo nombre: US.MI, “El que Muestra el Camino”, el primer planeta con el que se encontraría al entrar en el Sistema Solar, es decir, yendo desde el espacio exterior hacia el Sol.
Así se creó Plutón, y se lo puso en la órbita que ahora mantiene.
Así, habiendo “construido las estaciones” de los planetas, Nibiru/Marduk hizo dos “domicilios” para sí mismo. Uno de ellos estaba en el “firmamento”, como se le flamaba también al cinturón de asteroides en los textos antiguos; el otro, mucho mas lejos, “en lo profundo”, y se le llamó “domicilio grande/distante”, alias E.SHARRA (“domicilio/hogar del gobernante/príncipe”).
Los astrónomos modernos flaman a estas dos posiciones planetarias el perigeo (punto orbital más cercano al Sol) y el apogeo (el más lejano). Es una orbita que precisa de 3600 años terrestres para su recorrido.
Y así el invasor que llego del espacio exterior se convirtió en el duodécimo miembro del Sistema Solar, un sistema constituido por el Sol en su centro, con su compañero de siempre, Mercurio, tres parejas antiguas(Venus y Marte, Júpiter y Saturno, Urano y Neptuno); la Tierra y la Luna, los restos de la gran Tiamat, aunque en una posición nueva; Plutón, recientemente independizado; y el planeta que le dio a todo su forma final, Nibiru/Marduk.
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