Sí, somos muy previsibles, máquinas perfectas con poder latente y genéticamente previsibles… Entonces…
¿Qué nos hace diferentes o especiales?
Nuestro cuerpo humano está programado para hacer cosas, las mismas cosas que los demás, incluso hacemos lo mismo a la misma edad, es por eso que psicólogos y psiquiatras pueden introducirse en nuestra mente y encontrar los porqués de lo que nos sucede. No debería ser así pero es, asimismo tenemos una especie de reloj biológico que nos administra la vida y nos dice que ha llegado el momento de… además de una serie de mecanismos que nos hacen actuar de una manera u otra a través del control mediante los miedos y el flujo de adrenalina a la hora de la supervivencia como seres individuales, como grupo y como especie, hasta incluso poseemos ciertos resortes que nos ayudan a apartar a aquel que definitivamente no cuadra con nuestras creencias y se sale de la norma…o a seguirlo.
Pues si realmente nuestra parte humana no es lo que nos hace especiales… quizás lo sea nuestra parte espiritual, sin embargo, al intentar encontrar muestras de que nuestra parte espiritual existe, podríamos llegar a tener cierta tendencia a buscarla fuera, como algo ajeno a nosotros y contemplarla como un mundo exterior en el que habitan unos seres cuyo único oficio sería el de hacernos felices, e incluso a veces en un atisbo de lucidez se nos podría ocurrir la gran idea de enfocar hacia dentro y rebuscar en nuestro interior, siendo precisamente en este momento cuando efectivamente comenzaríamos a apreciar nuestra vida e intentaríamos llenarla de felicidad y… pudiera ser que…ahondando, ahondando, quizás nos encontrásemos con nosotros mismos y tuviésemos la gran suerte de darnos cuenta de cómo somos en realidad y tal vez podríamos cambiar un poquito, qué bien, pues en este preciso instante habremos hecho que todo aquello que nos rodea funcione mucho mejor.
Sin embargo éste será también el momento en el que comenzarán nuestras dudas, y nos haremos muchas preguntas, preguntas que nunca nos habíamos hecho antes pero que ahora nos martillean lentamente…
¿Qué es lo que tengo? ¿Qué es lo que soy?…
Cada uno de nosotros somos nuestra alma. Nuestro cuerpo y nuestro espíritu se funden en nuestra alma poseedora de una sabiduría extraordinaria, sin embargo no somos capaces de recordar nada pues es la parte humana la que rige cada uno de nuestros pasos y no podemos pensar en otra cosa que no sea realizar las miles de requerimientos materiales que a lo largo de nuestro camino nos vamos creando.
Entonces…¿Qué está pasando con mi alma? ¿Dónde está toda esa sabiduría que sé que tengo? ¿La he olvidado?
Seguramente por mi manera de ser la habré relegado al fondo de mis entrañas, metida en lo más profundo para que cuando quiera salir no pueda y no me moleste.
Pero que la humanidad haya olvidado toda la sabiduría de la que dispuso alguna vez no quiere decir que ya no exista sino que simplemente está dormida, latiendo dentro del hombre.
Sin embargo, esta sabiduría no se refiere a tener todas las soluciones con solo pensar en ellas, sino al modo de averiguar el verdadero camino de la luz.
Hace mucho tiempo, nuestra tierra estaba habitada por hombres y mujeres sabios que escuchaban la sabiduría de su corazón y vivían en perfecta armonía con la naturaleza, sin embargo el conocimiento da poder y el poder corrompe, así que, al final, aquí nos encontramos actividadndo entre nosotros por conseguir aquello que ya teníamos.
Pero no debéis preocuparos porque todo esto no se ha perdido, sólo que ya no es tan fácil obtenerlo y cuando alguien simplemente recapareunión y comienza a abrir sus ojos y se da cuenta de la grandeza de su alma, posiblemente se vea bloqueado por aquellos que conociendo su existencia y no sabiendo cómo encontrarla, celosos, intentan ocultar su importancia.
Pero… ¿Qué pasa si alguien es capaz de liberar ese poder latente en su alma? Quizás pueda ser feliz y quizás, si la humanidad se deja, mostrarle un poco el camino.
Marcelo Hoyos
Amen amen