Hay diversas formas de discernir el estado de tus chakras. En principio tendrá que estudiar la práctica que resulte más sencilla y útil para usted. El mejor método que he encontrado para empezar a detectar los estados de los chakras es el uso del péndulo. Este artilugio ayuda a aumentar la sensibilidad hacia el flujo energético, ya que actúa como amplificador.

Los mejores péndulos para este fin, según he podido comprobar, son los fabricados en madera de haya con forma de pera. Miden 2,5 cm de diámetro y 4 cm de largo, aproximadamente. Su campo energético es difuso y fácilmente permeable, tiene también forma de pera y es simétrico con respecto al eje vertical, lo cual resulta importante para este tipo de mediciones.

Si el lector ha desarrollado cierta sensibilidad en las manos, o si le gusta tocar, puede practicar la detección del flujo energético que fluye hacia dentro y hacia fuera de los chakras sintiéndolo con las manos. De este modo obtiene la sensación que le permite saber si la energía fluye con libertad o está taponada, si es débil o fuerte. Puede hacer lo mismo tocando con la yema del dedo una aguja de acupuntura.

En este tipo de detección puede obtener ciertas respuestas de sensaciones físicas en su propio cuerpo que le den la información que quiere conocer. Una vez que haya desarrollado hasta cierto grado la elevada percepción sensorial, podrá mirar los chakras para ver cómo giran (regular o irregularmente) y qué colores tienen (oscuros y atascados, desvaídos y débiles, o claros, brillantes y de fuertes tonalidades).

También podrá ver si están desfigurados, y en qué forma específica están. Llegado el momento podrá percibirlos en cada capa del campo aural. Pero en primer lugar vamos a practicar el empleo del péndulo.

Ejercicio para diagnosticar los chakras con el péndulo

Para medir los chakras delanteros, pida a su paciente que se tienda de espaldas. Si se trata de medir los chakras traseros, deberá echarse sobre el estómago.

Para medir el estado del chakra, sostenga el péndulo colgado de un cordón a unos 15 cm por encima del chakra y libere su mente de cualquier desviación referida al estado del chakra. (Esta es la parte más difícil y requiere práctica.) Asegúrese de que el péndulo está lo más cerca posible del cuerpo, pero sin tocarlo.

La energía de usted fluirá al campo del péndulo para activarlo. Este campo combinado del péndulo y su propia energía interactuará entonces con el campo del sujeto, haciendo que se mueva el péndulo

Probablemente describirá un dibujo circular, definiendo un círculo imaginario por encima del cuerpo del sujeto. Puede que se desplace adelante y atrás en un movimiento elíptico o en línea recta. También es posible que el movimiento sea errático.

El tamaño y la dirección del desplazamiento del péndulo indica la cantidad y la dirección de la energía que fluye a través del chakra. El doctor John Pierrakos ha comprobado que un movimiento del péndulo en el sentido de las agujas del reloj denota un chakra psicodinámicamente abierto.

Esto quiere decir que las sensaciones y las experiencias psicológicas que son reguladas por el chakra a través del cual fluyen están bien equilibradas y plenas en la vida de esa persona.

Cuando el péndulo se desplaza en el sentido contrario a las agujas del reloj, ese chakra se encuentra psicodinámicamente cerrado, lo que indica un área problemática en su correspondiente aspecto psicológico.

Ello quiere decir que los sentimientos y las experiencias psicológicas que se regulan y fluyen a través de ese chakra no están equilibrados porque la energía se halla bloqueada y, probablemente, la persona tiene experiencias negativas asociadas con ellos.

El tamaño del círculo descrito por el péndulo está relacionado con la fuerza del chakra y la cantidad de energía que fluye a través del mismo. Está relacionado, igualmente, con la cantidad de energía que el curador y el sujeto tengan ese día. Si el péndulo describe un círculo amplio, ello indica que a través de él está pasando una gran cantidad de energía. Si el círculo es reducido, la energía que fluye será menor.

Es importante tener presente que el tamaño del chakra no es el diámetro de la figura circular descrita por el péndulo, aunque dicho diámetro lo indica aproximadamente. El tamaño del círculo del péndulo está en función de la interacción de los tres campos: el del paciente, el del terapeuta y el del péndulo, como se ha dicho más arriba. Si las energías de ambas personas son elevadas, parecerá que todos los chakras son más grandes.

Hay que centrarse en la comparación de los tamaños relativos entre los chakras. La bienestar se logra equilibrando los chakras para crear un flujo igualado de energía que pase por todos ellos. Por tanto, para lograr un estado bienestarable todos los chakras deben ser del mismo tamaño aproximadamente.

Las numerosas variaciones entre las formas básicas en el sentido de las agujas del reloj y en el contrario indican diversos estados psicológicos.

La única excepción a las medidas situadas entre el giro en sentido de las agujas del reloj y en contra, es el chakra completamente inmóvil (IM), en el que el péndulo no muestra movimiento alguno.

En este caso lo que sucede es que el chakra está invirtiendo su giro, o que el individuo ha excededo del determinado funcionamiento psicológico que se asocia a este chakra, o lo ha retenido y bloqueado, de tal manera que ha dejado de girar y ya no metaboliza energía alguna procedente del campo energético universal. Si tal estado se prolonga durante mucho tiempo, con toda seguridad desembocará en una enfermedad, ya que el cuerpo no puede funcionar bienestarablemente si no es capaz de usar la energía exterior.

Cualquier movimiento elíptico del péndulo indica un desequilibrio a la derecha o a la izquierda del flujo energético en el cuerpo. Las designaciones de izquierda o derecha se refieren a los respectivos costados del cuerpo del paciente, es decir, el péndulo oscila hacia arriba a la izquierda o hacia arriba a la derecha  del cuerpo del paciente. Esto indica, además, que un lado del cuerpo es más fuerte que el otro.

El lado derecho representa la naturaleza activa, agresiva. «masculina» o yang. El lado izquierdo  es el de la personalidad pasiva, receptiva, «femenina» o yin. Se ha observado que cuando el péndulo describe una elipse inclinada hacia el costado derecho del sujeto, la personalidad tiene más desarrollado su aspecto masculino que el femenino.

Probablemente esta persona será «superactiva», mostrando su agresividad en los momentos en que la receptividad sea más apropiada. Esto sucederá en cuestiones directamente relacionadas con el área del funcionamiento psicológico regulado por ese chakra determinado que presenta el movimiento elíptico.

Cuando un chakra provoque en el péndulo un movimiento elíptico hacia la izquierda, lo más probable es que la persona sea pasiva en situaciones relacionadas con cuestiones implicadas con aspectos psicológicos particulares regulados por ese chakra. Por ejemplo, si la lectura del centro de voluntad entre los omóplatos es pasiva (elíptica hacia el extremo izquierdo), la persona no logrará alcanzar lo que quiere.

Esta persona permanecerá pasiva cuando se requiera una acción agresiva; esperará que alguien haga algo o le dé algo. Tampoco será capaz de proteger sus derechos o su turno. En numerosas ocasiones se considera que dicha persona se mantiene pasiva como consecuencia de una falsa humildad, pero lo cierto es que le asusta ser agresiva debido, por lo general, a que tiene imágenes muy profundas sobre lo que significa serlo.

La imagen sobre la agresión procede directamente de la experiencia infantil. Por ejemplo, puede que un niño haya tenido un padre muy agresivo que imponía su voluntad sobre él o le humillaba cada vez que trataba de alcanzar lo que quería. Esto convenció al niño de que sus intentos por alcanzar lo que quiereba no servían para obtenerlo.

Los niños son muy creativos y, por tanto, el que nos ocupa probablemente experimentó algunas formas de realizar sus quieros o, por lo menos, de obtener algo que compensara lo que quiereba. La forma que le diera resultado sería la que adoptaría como comportamiento natural, y seguiría comportándose así a lo largo de su vida, hasta que esa forma dejara de funcionar.

Lamentablemente, desterrar un hábito es muy difícil, y cambiarlo para encontrar nuevas formas cuesta trabajo, debido a que la agresión siempre se considera negativa en principio. Por regla general, bajo toda pasividad se oculta un componente tenso muy hostil de la personalidad que quierería arrojar de sí los sentimientos sin restricciones y tomar aquello que quiere.

Si se hace de forma repetida en un ambiente terapéutico, la persona logrará finalmente integrar su agresión bienestarable con el resto de su personalidad. Este trabajo de la agresividad ha de hacerse al tiempo que se realiza la tarea de convertir la pasividad en bienestarable receptividad.

DIAGNOSIS DEL CENTRO ENERGÉTICO

Cuanto más deformado sea el movimiento circular del péndulo en cualquier chakra determinado, más grave será la distorsión psicológica. La separación izquierda/derecha más grave se indica mediante un movimiento de vaivén del péndulo en un ángulo de 45 grados en relación con el eje vertical del cuerpo.

Cuanto más amplio sea el movimiento del péndulo mayor será la cantidad de energía contenida en la distorsión. La misma regla general para medir el estado de gravedad es aplicable al movimiento de vaivén del péndulo en sentido vertical (paralelo al eje vertical del cuerpo [V]) u horizontal (perpendicular al eje vertical del cuerpo [H]).

El sentido vertical indica que el individuo está desviando energía hacia arriba, en dirección vertical, lo que significa que está evitando la interacción personal. El movimiento horizontal indica que el individuo está reteniendo y compactando el flujo y los sentimientos para evitar la interacción personal.

Por ejemplo, una lectura de V12,5 del péndulo en el chakra 3A indicará que la persona está centrando su conexión personal hacia lo vertical y la espiritualidad y evitando una relación personal con otro ser humano. Se define a sí mismo en el universo desde el punto de vista de las creencias espirituales y rechaza la conexión con otro ser humano.

En cambio, una lectura de H12,5 en el mismo chakra indicará que la persona no está conectando con nadie, ni en el nivel espiritual ni en el humano, lo cual le puede conducir al aislamiento personal. Este movimiento particular podría dirigirse hacia un chakra inmóvil (IM) a causa de su infrautilización y compactación. En este caso se precisa un intenso trabajo de psicodinámica física.

Cuando un individuo centra su trabajo psicológico en un aspecto particular de su ser, sea porque decida hacerlo así desde algún lugar de su interior o porque las circunstancias externas le obliguen, el chakra o los chakras particulares implicados mostrarán, probablemente, un movimiento caótico o asimétrico.

Este movimiento hará que el péndulo oscile de manera desordenada, mostrando, por lo general, un movimiento elíptico combinado con un eje oscilante. Al principio, es posible que el curador inexperto se sienta confundido; sin embargo, si sostiene el péndulo sobre el chakra durante un período de tiempo más prolongado podrá observar la desviación del eje.

Cuando se observe este tipo de movimiento, el terapeuta sabrá que en el paciente están sucediendo muchas cosas. Es el momento de trabajar a fondo en las cuestiones de que se trate, pero, al mismo tiempo, de conceder al cliente muchísimo tiempo y espacio personal para que proceda a su propio examen/transformación.

Si en ese momento puede ausentarse del trabajo unos cuantos días para alejar las preocupaciones de su rutina diaria, tendrá la oportunidad de servirte de al máximo este período de gran cambio personal. A medida que el terapeuta vaya adquiriendo maestría en el uso del péndulo empezará a observar más «cualidades» en sus mediciones. La velocidad de oscilación (la del movimiento del péndulo) indica la cantidad de energía que se está metabolizando a través del chakra.

Con la práctica, el terapeuta también puede «captar» cualidades tales como rigidez, tensión, exuberancia, pesadez, tristeza, duelo, paz y claridad. Una oscilación rápida puede ser, además, tensa, lo que indica exagerado de trabajo, tensión y presión en ese área.

Por tanto, al desarrollar una sensibilidad más aguda hacia la calidad de la energía que fluye por el chakra, el terapeuta puede obtener una mejor información acerca del estado de su cliente. Ahora puede decir hasta qué extremo es estable un chakra, cuánto tiempo, aproximadamente, ha permanecido en su actual estado, si cambia adelante y atrás dos estados, etc. Un chakra puede estar abierto el 20% o el 80% del tiempo. Esto lo puede «captar» un terapeuta sensitivamente formado, lo que, desde luego, exige práctica en la tarea de verificación.

Los chakras pasan por distintas fases al cambiar de cerrados a abiertos mediante un intensivo trabajo de terapia. El proceso de cambiar el propio sistema de creencias reencauza el movimiento del chakra.

Un chakra que permanece continuamente cerrado con un gran diámetro (CR15) reducirá en ocasiones dicho diámetro a lo largo de cierto período de tiempo, se dará la vuelta y aumentará entonces su diámetro en la dirección armoniosa, hasta convertirse en R15. Con mayor frecuencia, un chakra CR15, por ejemplo en el corazón o el plexo solar, puede convertirse en R15 en un espacio de tiempo tan breve como cinco minutos dellanto profundo.

Este tipo de cambio no se mantendrá mucho tiempo; el chakra tiende a mantenerse «abierto» de forma más prolongada cada vez que se abre. De este modo aumenta su porcentaje global de tiempo de funcionamiento armonioso, y la felicidad de la persona durará más. A la larga, el chakra se estabilizará en la posición abierta y rara vez se cerrará. Por lo general, el individuo avanza entonces en su proceso para trabajar en el siguiente chakra de funcionamiento inarmónico que interfiere en su felicidad diaria.

He comprobado que, cuando un chakra cerrado de forma crónica se abre durante una sesión terapéutica, lo normal es que otro chakra usualmente abierto se cierre durante un breve período para compensar. La personalidad no es capaz de tolerar el nuevo estado «abierto» sin contar inicialmente con cierto grado de «protección» imaginaria.