¿Qué signos te parecen los más testarudos del zodiaco? Tratemos un tema básico para los menos familiarizados con las cuestiones del zodiaco: ¿Qué signos son los más tercos?

Hasta quien menos sabe de los signos del zodiaco reconoce de primeras al signo más testarudo, que es Tauro. Éste encabeza el ranking de los cabezones, seguido de cerca por los otros tres signos fijos: Leo, Escorpio y Acuario.

Los siguientes en nivel de terquedad son los signos cardinales: Cangrejo, Capricornio, Aries y Libra. De ellos, suele destacarse Cangrejo como el más terco.

Por último, los menos testarudos del zodiaco son los signos mutables, supuestamente. Porque Virgo (que para eso es el menos mutable de todos) pocas veces soporta que le lleven la contraria en lo que cree que tiene razón.

A Virgo le siguen los otros mutables que, aunque tengan sus momentillos de cabezonería, son más flexibles que el resto de signos: Géminis, Sagitario y Piscis.

Expuesto el tema, vamos a llegar a nuestras propias conclusiones. Qué te parece si apuntas dos signos: Uno, el que tú consideras más testarudo; otro, el más flexible.

Comienzo yo, según mis experiencias vitales: El más terco, Tauro. El más flexible, Géminis. ¿Qué dices tú?

Mas sobre la tozudez y como puedes ayudar a alguien tozudo:

La misma definición de tozudo ya nos indica que es una persona rígida, obstinada o cabezona, que se encierra excesivamente en sus propias ideas y conceptos sin ver más allá de sus ojos। Los tozudos son como los burros, siempre llevan la cabezada puesta y no ven ni a derecha ni a izquierda, sólo lo que tienen delante: es la persistencia sin argumento.

El tozudo acostumbra a ser inflexible, a cerrarse en su opinión, a persistir en su propio camino, incluso cuando se da cuenta de que está equivocado। El perfil psicológico del tozudo presenta síntomas de rigidez, baja autoestima, ciertas dosis de intolerancia y es muy reflectario a cualquier opinión contraria a la suya. Habitualmente, los tozudos quieren que el mundo cambie, en lugar de cambiar ellos.

Como un ejemplo clarificador para entender mejor el tema, podríamos decir que todos hemos llegado a este mundo buscando un tesoro, como la felicidad, y para encontrarlo hemos de cavar en un terreno. Unos cavan y cuando ven que no encuentran nada, desisten; éstos son los inconstantes. Otros cavan y cuando observan que no lo encontrarán en un lugar, cambian y lo hacen en otro; éstos son los persistentes. Y un tercer grupo de personas son las que cambian y a pesar de que ven que no lo encontrarán, siguen cavando; sin duda son los tozudos: personas que persisten en el mismo lugar, con las mismas herramientas y con carencias de flexibilidad y observación de oportunidades.

Debido a su posible baja autoestima, una persona tozuda requiere reafirmarse, reafirmar su propia verdad y personalidad; por eso, para conseguirlo, habitualmente no escucha, porque quiere que su propia opinión sea suficiente, auto alimentándose constantemente. También, el tozudo acostumbra a querer hacer las cosas como a él le gusta, sin dejar que nadie participe de la planificación. En cierto sentido es un caprichoso de su proyecto, que obvia otras incorporaciones porque su propio juguete le hace más ilusión que la aportación de otras personas.

Cómo ayudar a un tozudo

· No descalificarlo. Habitualmente, la descalificación produce más rechazo e inreunión al tozudo a reafirmarse en su posicionamiento.

· No competir para ver quien es más tozudo. Ponernos a su nivel es perder nuestro sentido de la realidad y de nuestra proyección hacia el problema o la situación a resolver.

· Ayudarlo a entender de manera práctica que la flexibilidad es el alma del progreso. Para ganar el futuro es pertinente plantear tantas opciones de posibilidades como sea posible, probar abrir todas las puertas y ensayar tantos planteamientos como sean pertinentes para resolver cualquier problema.

· Comunicarle con hechos prácticos, que la perseverancia flexible es el mejor camino para lograr una meta, mientras que persistir en una sola idea o concepto para llegar a una meta no es perseverancia, sino inmovilismo.

· Hacerle reflexionar con el símil: la mente es como un paracaídas, solamente funciona cuando está abierta. Y, especialmente, en la relación con el tozudo, actuar con una mente despierta y receptiva, incorporando otras propuestas o parte de ellas con buen ánimo y sentido constructivo.

· En ningún caso discutir, incluso en situaciones complejas. En el caso de total discrepancia y quieras de proponer otra opción, enviarle una información muy concreta y concisa sobre la situación a tratar. Decirle: “Desearía que me escucharas 30 segundos”. Este tiempo puede ser suficiente para transmitir otra o opción, otra posibilidad, una luz diferente de la suya. Discutir o encapricharse a hacerle cambiar de opinión es perder el tiempo. Mas vale sintetizar nuestra opinión en un tiempo reducido, pero efectivo en la transmisión, y dejarlo que reflexione por su cuenta.

· Incorporar una parte de alguna idea o propuesta del tozudo, con la finalidad de que se dé cuenta de que la totalidad de su pensamiento y actitud no es la absoluta verdad, pero que una parte sí. De esta manera se le puede mostrar que la verdad de algo es diversa y puede ser compartida y adaptada.

· En el caso de un tozudo patológico, no perder el tiempo con reflexiones y planteamientos de ayuda. Normalmente no cambian, y si lo hacen es debido a una lenta maduración personal a través de los años।