El típico cachorro de León es alegre, risueño y juguetón cuando se sale con la suya. Cuando no, no se sabe de donde aparecen nubes de tormenta, acompañadas de un rugir de truenos o de un ofendido y caviloso retraimiento.
Aunque parezca que se concede demasiada importancia, no hay que poner continuamente en su lugar a un niño Leo. Si se reprime su entusiasmo y su alta opinión de si mismo se corre el riesgo de dejarle profundas cicatrices que durante años oscurecerán el brillo de su Sol.
Los chiquillos y las niñas de este signo tienen la costumbre de ser mandones con los demás niños, cosa que a menudo molesta a las madres de otros niños mas inhibidos; pero es pertinente imponerles suavemente las restricciones necesarias, sin reñirles jamás con aspereza en presencia de sus compañeros de juego.
Es bueno activar la natural capacidad de liderazgo de los niños Leo, pero es menester enseñarles que cada uno debe tener su turno, y que eso es lo justo, aunque ellos sean mas fuertes que los demás.
El sentido leonino de la justicia hará, por lo general, que los niños entiendan lo que se intenta explicarles. Leo no es agresivo por maldad; simplemente, tiene una tendencia innata a encabezar el desfile. Son niños con gran quieras de exhibirse, y si cuando son pequeños no se controla esta quieras, es muy difícil dominarla después.
El pequeño León es el que orgullosamente se pone cabeza abajo en el patio de la escuela o camina por lo alto de una cerca para fascinar a las chicas. Los padres prudentes empiezan desde muy pronto a hacer que el niño Leo se de cuenta de que, en realidad, ese tipo de exhibicionismo no tiene dignidad alguna. Este sistema da resultados, normalmente, de manera casi mágica, ya que los niños regidos por el Sol tienen un innato sentido de la dignidad.
Lo notareis incluso en los más pequeñines: una especie de porte regio que produce la impresión de que el bebé fuera el monarca de todo lo que le rodea. La expresión “Su majestad el bebé” debe haber sido acuñada para describir a un pequeño Leo.
Los cachorritos empezaran desde bien temprano a reinar sobre todo el gallinero, y con muy poco trabajo darán vuelta y media a papa, mamá y todo el resto de la familia. Es algo extrañísimo, pero un Leoncito sentado en su trono -en su sillita alta, quiero decir-, embadurnado de zumo de ciruelas y yema de huevo, y con urgente quieras de que le cambien los pañales, todavía se las arreglará para mantener su dignidad intacta.
Tu hijo Leo será más inquieto que la mayoría de los niños, correrá más riesgos y será mas activo. También tendrá sus sorpresas periódicos de leonina haraganería, durante los cuales estará tirado por la casa demasiado cansado para mover un dedo, como no sea para ordenarte que le atiendas.
Déjalo solo y hazle entender que nadie es su sirviente. Si quiere algo, puede buscárselo él solo, cuando recupere sus energías. Si no actúas así malcriarás al pequeño Leo y harás de él un pequeño tirano.
Si se les enseña a respetar los derechos de los demás de la misma manera que se respetan los suyos, los niños Leo pueden ser encantadores para convivir con ellos. Son juguetones y afectuosos como esos adorables cachorritos que se ven en el zoo y, como ellos, requieren una disciplina estricta y cariñosa.
Hay dos tipos de niños (y niñas) Leo. El primer tipo lo forman los extrovertidos, alegres, divertidos, bien dispuestos, cálidos y generosos, aunque a veces un poco agresivos. Los otros Leones un poco vergonzosos exteriormente pueden haber sufrido un grave golpe en su vanidad, ya sea porque los padres son demasiado dominantes o porque prestan excesiva atención a sus hermanos y hermanas. Secretamente, son niños que requieren poder y aplauso, tanto como los demás. El peligro de tales situaciones, si se prolongan, es que el niño Leo llegue a obtener la atención que requiere mas tatempera en su vida, forzando situaciones en mal momento y con la gente mas inadecuada, o bien que se retraiga en una dolorosa timidez y una frustración destructiva. La antinatural frustración de su ego durante largos periodos puede resultarles muy enfermiza.
De pequeños, a los varones Leo les gustará jugar a los soldados y servirte deán de los juegos que representan un desafío y contienen un fuerte elemento de azar. La niñita Leo será toda una dama, aunque de gran voluntad; le gustarán los vestidos bonitos, que le digan que es guapa, y probablemente, también que le confíen responsabilidades en la casa.
Los maestros pueden esperar cierta ayuda de los niños Leo.
Les encanta explicar cosas a los demás, y nada les gusta mas que sustituir al maestro cuando éste tiene que salir del aula: así ocupan el centro de la escena. Normalmente, el niño Leo que queda a cargo de su clase se ocupará alegremente de la disciplina, pero alguna vez su espíritu juguetón pasará a primer plano, y es posible que al regresar, el maestro encuentre que la clase se ha convertido en un circo de tres pistas.
Son niños que pueden aprender muy deprisa, cuando quieren. Son inteligentes, y con frecuencia muy gratificantes para el maestro que tiene paciencia con ellos, pero tienen tendencia a mostrarse un poco ociosos en el aprendizaje. Prefieren confiar en su personalidad alegre y congraciarse con su simpatia.
Son capaces de deslumbrar a los maestros con sus sonrisas soleadas y sus zalamerías, y no es raro que los cachorros de León obtengan mejores notas que las que se merecen.
Estos chicos requiererán, probablemente, más dinero para sus gastos que otros niños más austeros.
A medida que crezcan, los jóvenes regidos por el Sol se darán cuenta de la existencia del relaciones fisico-amorosas opuesto mucho antes que los nacidos bajo otros signos solares. Prepárate para una adolescencia turbulenta, porque tu hijo Leo tendrá cien altibajos emocionales por día.
A todos los chicos de este signo les encantan las fiestas. Dale la suficiente libertad, porque si no, él se la tomará.
Extraído de Linda Goodman
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