Me consultan habitualmente porqué durante determinados momentos de la vida experimentamos un montón de sincronicidades, mientras que hay largos periodos en los que nos sentimos como desconectados.
La verdad es que la activación emocional que se produce cuando atraviesas una época de a topes sincronicidades te deja un poco de «mono» cuando estas parecen desaparecer, y digo parecen, porque el Universo está continuamente enviándolas.
Así que a priori hay dos motivos para que dejes de percibirlas, uno que no tengas «la antena» sintonizada y el otro que estés en un momento de tu vida en el que no las requieres.
Hay unas condiciones óptimas de manifestación: un estado mental propicio para que puedan producirse y son los momentos personales intensos que nos obligan a estar muy pendientes de las señales del exterior, los momentos en que buscamos ayuda por a topes vivencias o cambio emocionales, los cambios bruscos, los viajes, los momentos de peligro, las desencarnaciones de seres queridos.
Somos lo que pensamos, y experimentaremos esa magia sólo si antes le damos la oportunidad creyendo en ella e invitándola a jugar en nuestras vidas.
Esos momentos difíciles o especiales nos han puesto en ese estado de apertura y recepción, de nosotros depende que sigamos en esa actitud de aceptación de esa fuerza universal que parece saber exactamente lo que precisamos y nos lo brinda generosamente.
No es ver para creer sino creer para ver, pues lo que hay en nuestra mente es lo que hace que nos atraigan y que nos veamos atraídos hacia lo que es análogo.
La simbología y el sentido de estos acontecimientos nos dan el mensaje exacto que el universo representa para nosotros igual que si fuera una sesión de cine particular.
1.- El estado fluido es de muy elevada vibración y de una conexión a tope de mente y corazón, es decir, que el sentimiento es el que nos lleva a hacer tal cual cosa, es el que da “sentido” a la vida.
Normalmente experimentamos desde la idea preconcebida y decidimos luego que sentir por ella, emitimos un juicio antes de que la realidad se presente y hace que no veamos lo que es sino lo que queremos ver, y la magia se desvanece bajo el peso de la razón sin sentimiento por el miedo a lo desconocido. El miedo y la duda corta el flujo instantáneamente.
2.- El estado fluido está en permanente movimiento.
Cada pieza del puzzle aparece en el preciso momento con la condición de pillarnos conscientes, despiertos, alertas y quierosos de recibirlas. Es como un juego en el que las reglas se van desvelando a medida que avanzamos. Las piezas nos vienen en forma de señales y analogías en la vida real y en forma de sueños mientras dormimos.
El desentrañar el significado de esas señales es como aprender a descifrar las instrucciones del mapa del tesoro.
Las actitudes derrotistas, la negatividad que lleva al cansancio, a la rutina, a quierer recibir constantemente en lugar de darse a uno mismo y a los demás, generan estados de bloqueo e inactividad.
Para ver las señales hemos de hallarnos en camino.
3.- Fluir es confianza, certeza en las propias posibilidades y en las de la corriente creativa del universo.
Fluir significa trabajar por ese estado positivo interior que nos mantiene protegidos y dispuestos a abrirnos a nuevas experiencias y poders. Mientras nuestro discurso interno (y externo) sea “creo”, “puedo”, “confío”, “busco y reunión”, “resuelvo”, “aprovecho”, “es posible” “si y además” y “me gusta”, todo irá bien sin ninguna duda.
Habitualmente los miedos, dudas y la falta de información de lo que realmente somos capaces y de nuestra verdadera misión en la vida nos bloquean y retrasan en el camino.
Nos hacen mirar al pasado con resentimiento y al futuro con cierto recelo. Aparecen “isidoros” (¿y si me pasa esto o y si me equivoco?), los “esquerosos” (es que no sé, ya lo intenté pero…), los “siperos” y “noperos”, los “nopuedos”, los “esto es imposible”, y los “es complicado”, “esto es lo que hay”, “no hay otra opción” y demás programación negativa. Si eso hay en la mente, eso es lo que se materializará.
4.- Fluir no sabe de retenciones y por lo tanto tampoco del uso de la fuerza, no es tanto vencernos sino convencernos, motivarnos y dirigirnos hacia lo que quieremos ver convertido en realidad. Es muy común perdernos en actividadr contra lo que queremos ver desparecer, lo que lo hace mucho más grande.
5.- Fluir es seguir fielmente la voz de la intuición y comprometernos con ella; trabajarla hasta que sepamos distinguirla perfectamente de otras voces.
¿Y como distinguir lo que es intuición de la voz del Ego? Igual que el amor es el polo opuesto del temor, la intuición que viene de nuestro Ser interno es el polo opuesto de la voz del ego que nos habla. Son lo mismo, sólo que un polo es guiado por el amor y el otro por el temor.
La intuición soluciona siempre para el mejor bien de todos, habla bajito, viene en el momento oportuno y en sus ideas hay certeza y tranquilidad, nunca ataca a nadie, y se mantiene en el presente.
Es el amor dentro de nosotros el que habla, lo que significa que se presenta en momentos de a tope conexión interna, cuando nos sentimos entregados a la vida. Sus soluciones son perfectas para ese momento. Suele ir seguida de un racional “que tonterías se me ocurren” y la dejamos pasar.
El ego habla alto y es repetitivo hasta la saciedad. Tiene miedo y se defiende, sus ideas suelen ser del tipo sorpresa o huida, repasa sin cesar el pasado y va creando expectativas de futuro.
Es el que tiene miedo, el que se comunica, y por tanto sus soluciones nunca son definitivas y las situaciones se repiten de nuevo.
Curiosamente estamos más prestos a creer en éste otro por ser lo conocido, lo que nos lleva a perder la oportunidad de experimentar la magia de vivir en la incertidumbre.
Aprendiendo a amarle, educándole en la confianza y uniéndonos a él comienza la transformación interna. La evento debilita, ¡la unión hace la fuerza!
Si estás interesado en saber cómo funciona la sincronicidad, visita este enlace.