Cada vez que se acerca San Valentín llega el debate… Algunos defienden que es una fecha estrictamente comercial, otros esperan ese momento con verdadera ilusión, hay quien acaba de atravesar por una ruptura y sólo quiere la llegada del 15 de febrero, para otros es sólo un día más.

Hoy os dejo una propuesta única de la mano del artista JONATHON KEATS.

MATRIMONIOS CUÁNTICOS

¿Hay algo más idílico que casarse el día de San Valentín? Pues sí, algo más idílico, más trascendente y sin duda más original…

Si quieres trascender la mera verborrea de los votos de una boda y verdaderamente unirte con otra persona en luz inseparable, puedes asistir a la AC Institute en Nueva York y casarte cuánticamente, casi nada…

El artista y filósofo Jonathon Keats ofrece quizás la unión más poética a la que podemos aspirar: unir partículas de luz de forma tal que estas se comporten como una y la misma, comunicadas instantánemante aunque estén a millones de años luz de distancia en una especie de empatía cósmica.

Pero la poesía de esto es que no sólo es una metáfora, el entrelazamiento cuántico es un fenómeno físico totalmente real que ha sido comprobado en el laboratorio, conocido a veces como el “efecto de dios”.

El procedimiento ideado por Jonathon Keats consiste en situar cristales no lineales entre la pareja que quiere unir sus partículas y la luz del sol. Esto entrelaza los fotones de esos rayos solares que los iluminan.

Luego, por medio de prismas, se separan los pares de fotones, los mismos que transfieren sus propiedades fotoeléctricas a cada uno de los sistemas cuánticos. Es decir, a cada una de las personas que se unen.

Esto significaría que, de manera individual, poseerían partículas que son completamente idénticas y que cambian si la otra lo hace, sin importar la distancia o el tiempo. Amor más allá de la distancia, la luz como el vaso comunicante del amor.

Por otra parte el brillante proyecto de Keats (un nombre con un enorme linaje poético) quizás sólo sea una manifestación puntual de un fenómeno que ya ocurre.

Es decir, una pareja que realiza este experimento probablemente sólo esté reforzando su unión cuántica de forma simbólica ya que cuando dos personas tienen contacto íntimamente es probable que sus campos electromagnéticos entren en estados de entrelazamiento cuántico, un fenómeno que tal vez pueda explicar situaciones como la telepatía o el fenómeno de la mimetización entre algunas parejas (a partir del campo de información colectiva que se forma en el entrelazamiento cuántico, una especie de Dropbox).

Así que digamos que más que la boda, lo que une es la noche de bodas, la luz de los cuerpos que al tocarse entretejen una telaraña de estrellas invisibles.

Desconozco si esta celebración en concreto está al alcance de nuestros lectores, lo que si es cierto es que nos puede dar ideas de cómo pasar un San Valentín diferente, mucho más alineado con la luz, el amor y la conexión real entre las partes de un todo.

Lo importante es el amor, la energía del amor. No tiene ningún sentido celebrar San Valentín si no entramos en la energía del amor, en ver al otro, en ver su alma y sentir como estamos conectados con ella.

Todos estamos conectados, más aún con las personas con las que compartimos nuestra energía, con quienes unimos nuestros chakras a través del apachucho, del beso, de la fisicoidad.

Limpiemos esa conexión irradiando la energía del amor, regalaos un momento de comunicación total, de privacidad, dedicaos a poner conciencia álmica en ese acto.

A menudo nos despistamos con las trampas del Ego, nos perdemos en los detalles de la situación, juzgamos al recipiente en lugar de amar al contenido:

– No me ha regalado nada, no me ha invitado a cenar, ayer llegó tatempera…

En otras ocasiones, cuando el juicio es positivo realmente estamos igual de despistados:

– Qué regalo tan bonito, qué belleza, qué relaciones fisico-amorosas más alucinante…

Para bien o para mal no estamos entrando en la energía del amor, nos quedamos en la superficie, estamos en nuestros trajes aunque estemos desnudos, puede haber penetración pero no compenetración, hay unión pero no unidad.

En realidad no requieremos de prismas, de cristales ni de artistas conceptuales para llegar a esto, aunque reconozco que como regalo sorpresa es lo más de lo más…

Necesitamos despojarnos del sentimiento de separación y poner la intención en un acto de unidad, de amor incondicional entre dos almas que utilizan sus cuerpos físicos para llegar a la unión más sagrada.

Unas velitas, un aroma embriagador y una buena música de fondo tampoco vienen mal….. que a nadie le amarga un dulce!

Si quieres conocer la importancia del Aura en el amor, visita este enlace